Los futbolistas argentinos se declaran en huelga

La huelga 'por tiempo indeterminado' en reclamo de salarios impagados y deudas estimadas en más de 9.000 millones de pesetas declarada el pasado lunes por los futbolistas argentinos, a cinco jornadas del final del Torneo Clausura, podría suspenderse si el Ministerio de Trabajo impone un plazo para la 'conciliación obligatoria'. La ministra Patricia Bullrich se reunirá hoy con representantes de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).

El sindicato ya rechazó una oferta de pago del 25% de las deudas en un plazo de 30 días y el resto en cuotas que supuestamente se cobrarían durante el resto del año. Los jugadores están cansados de las promesas incumplidas, como afirma el ex futbolista Sergio Marchi, secretario general de FAA: 'Todos sabían desde el comienzo que el torneo no iba a terminar si no se cumplían las promesas de pago, la decisión no se ha tomado de un día para otro. Tienen hasta el 5 de agosto para ponerse al día y tomar medidas'.A su vez, los dirigentes admiten que no tienen el dinero y recurren a la empresa de televisión Torneos y Competencias (TyC), que les financia desde que le concedieron la exclusiva hasta 2014. Pero la dramática situación del país afecta también al fabuloso negocio del fútbol. A la baja de aficionados en los campos -1.500.000 menos en los últimos cinco años- se suma la reducción de espectadores televisivos.

La huelga no es más que el primer síntoma de una enfermedad terminal. La exportación masiva de jugadores, un recurso que permitió disimular los pasivos descontrolados de los clubes, agotó la cantera. Los jugadores engordaron como aves de corral, pero con cada figurita se iba también un pedacito del corazón de los aficionados. La baja ostensible de las recaudaciones agravó las pérdidas. Era más barato mantener cerrados los campos que abrirlos. Entonces llegó la televisión y terminó de explotar un negocio que ahora ha estallado.