Saramago y Poniatowska auguran mejoras en la vida de los indígenas
Los dos autores dialogan en Madrid sobre literatura y política
'No me gusta hablar de mi libro, parezco un vendedor de crema para los callos', dijo ayer en el Círculo de Bellas Artes de Madrid la escritora Elena Poniatowska, ganadora del Premio Alfaguara de Novela. Así, su diálogo sobre La piel del cielo con José Saramago se convirtió en un debate sobre la situación en México tras la marcha zapatista, las relaciones entre España y México desde la guerra civil o el machismo del mundo ibérico.
El pasado marzo llegaba el subcomandante Marcos a la plaza del Zócalo de México DF, poniendo fin a la marcha zapatista. Allí, entre el millón de personas congregadas, esperaba la escritora Elena Poniatowska como periodista y José Saramago como uno de los intelectuales desplazados para la ocasión. 'Nos cambió la perspectiva. Yo creo que va a mejorar la situación de los indígenas, no sólo de México, sino también de Guatemala, Ecuador, Bolivia...', afirmó Elena Poniatowska. Coincidente con esta idea, José Saramago añadió que la comunidad internacional no ha entendido esta insurreción sin disparos, en la que una guerrilla se encuentra en la selva de Chiapas cercada por 7.000 soldados del Ejército mexicano.
No es ésta la primera vez que el premio Nobel apoya al movimiento zapatista, pues incluso hace un mes propuso a los refugiados saharauis un alzamiento como el de Chiapas. Saramago, sorprendido por el discurso de la comandante Esther ante el Congreso mexicano cuando se esperaba a Marcos, pidió su opinión a Poniatowska. 'Conmovió a todos, incluso a los del PRI. Las mujeres en Chiapas son muy pobres y están muy discriminadas, por lo que la intervención de Esther fue muy importante', contestó la escritora mexicana. 'Ahora, las zapatistas quieren elegir a sus hombres, no ser vendidas por la familia por un garrafón de alcohol', y el primer paso lo han dado en su ejército, donde 'las violaciones están penadas con el fusilamiento'.
Prioridades mundiales
Saramago ha denunciado reiteradamente los viajes al espacio 'cuando hay millones de personas que se mueren de hambre', por lo que Poniatowska aventuró que al portugués no le gustaría su novela La piel del cielo, que gira en torno a un astrofísico obsesionado por el misterio del universo. Sin embargo, Saramago alabó la novela, 'muy ambiciosa y lograda', y aseguró: 'Se pueden mirar las estrellas, que es lo que hace tu astrónomo, y el cosmos puede esperar. Porque ¿qué quieren? Traer agua desde Marte con un tubo para que la contaminemos'. Y entre risas añadió: 'Me divierten los horóscopos y en todos se habla de la influencia de Venus, pero nunca de la influencia del planeta en que vivimos. No tiene sentido. Al hogar hay que limpiarlo y mantenerlo con un plato de comida'.
Poniatowska recordó a los intelectuales españoles llegados a México tras la guerra civil -León Felipe, María Zambrano, Luis Cernuda o José Gaos-, quienes 'dieron una vida cultural extraordinaria a México' fundando editoriales, revistas y centros educativos. Una herencia que, en su opinión, aún pervive, ya que 'en las manifestaciones por los desaparecidos hay siempre estudiantes de origen español'. Para Poniatowska, las movilizaciones son muy positivas en México, 'un país en el que somos excesivamente corteses y esperamos que nos lleve la Virgen'.
Elogios
Saramago, siempre crítico con el PRI, no quiso, sin embargo, conversar de la influencia inversa, la de México en España: 'Tras 70 años gobernando, no se le puede preguntar qué ha hecho para promocionar su cultura'. Y puso en duda el contacto 'efectivo y concreto' entre otros dos países: 'Entre Portugal y Brasil hay muchos pactos, retórica y banquetes, nos seguimos diciendo pueblos hermanos, pero nuestras culturas son muy diferentes'.
Los elogios, casi flirteos, entre ambos se sucedieron durante la hora y media de coloquio. 'Esta charla ha sido un regalo de la Virgen de Guadalupe', dijo ella, que se sentía 'como un perro encontrado' que tenía la posibilidad de hablar 'con el escritor más encantador y más disponible del mundo'. Él, por su parte, ante el deseo de la escritora de parecerse a Fausta -una hippy personaje de su novela-, sentenció: 'No te hacen falta los pelos verdes para romper. Aunque no lleves piercing, eres una mujer no convencional con la cabeza muy bien amueblada'.
No había tiempo para más y sólo les quedó aplaudirse el uno al otro.
Babelia
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