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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Callejón sin salida

La economía argentina vive en una atmósfera de recesión permanente desde 1994, a pesar de que ha cumplido con casi todas las recomendaciones del FMI -régimen cambiario, recorte de la inflación y del gasto público-, con la excepción de una reforma fiscal profunda destinada a acrecentar los ingresos del Estado. En las últimas semanas, las amenazas económicas que pesan sobre el Gobierno de De la Rúa se han agudizado debido a la revalorización del dólar respecto del real brasileño, que está comprometiendo la balanza exterior argentina, estrangulando sus ingresos y poniendo en gravísimo riesgo sus responsabilidades de deuda externa. La suspensión esta misma semana de una subasta de letras del Tesoro, porque los tipos a los que aceptaban la emisión las entidades bancarias marcaban el máximo de prima de riesgo, y la destitución del presidente del Banco Central argentino son dos jalones más en la escalada de la crisis, que se parece como una gota de agua a otra a un callejón sin salida.

No es posible disociar la creciente desconfianza internacional hacia la capacidad de Argentina para salir de la recesión de los enmarañados acontecimientos políticos recientes, como la rocambolesca salida de López Murphy, el anterior ministro de Economía, y su sustitución por Domingo Cavallo, reconvertido como máxima autoridad económica después de un sonoro fracaso electoral en los últimos comicios legislativos. La incertidumbre política multiplica la desconfianza de los inversores e intensifica la impresión de que el país será incapaz de hacer frente a su deuda, 168.000 millones de dólares, de los que 22.000 millones vencen este año. El barullo provocado por la mal explicada introducción del euro como moneda de referencia, al lado del dólar, refuerza la sensación de que Cavallo no tiene claro dónde va o lo transmite mal. Es decir, que falla en lo que hasta ahora era su fuerte: la pedagogía.

La tarea más importante que deben afrontar el Gobierno argentino y las autoridades económicas internacionales es tranquilizar a los inversores y evitar a toda costa un episodio de crisis aguda que rompa las débiles posiciones que sostienen a los mercados emergentes. Porque la experiencia demuestra que este tipo de convulsiones locales tienen un riesgo muy elevado de contagio y una elevada capacidad de propagación hacia otros mercados. La calma es la mejor terapia.

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