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Columna
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Letal.Bush

Después de los fastos de Quebec, el tenderete de Terre Haute. En Quebec, el puestero Bush despachó sus desperdicios, entre quienes se reparten la miseria, y acuñó la cláusula democrática, sobre la piel de cientos de insurrectos contra la globalización del mercado, apaleados por los cipayos del transcapital. Pero, ¿a qué democracia se refiere el puestero Bush?, ¿a la que instaló en la carnicería al espadón Pinochet?, ¿a la que adiestró a las juntas militares argentinas, en la tortura y en las desapariciones?, ¿o, tal vez, a la de la pura apariencia, que eleva al rango de mandatario a títeres, con acreditado currículo de tirano y experto en matarile?. Bush no puede ni ética ni históricamente proponer cláusulas democráticas; puede, por el dólar y la debilidad del vecino de atrás, imponer intereses y estrategias, para ahogar en la vileza de su doctrina, a un pueblo que le paró los pies. Y Bush, como su padre y la mayoría del catálogo presidencial, mueve un esqueleto de alquiler, propiedad de quienes le gobiernan las riendas: financieros y capitanes de industria.

No se gana ni para cafinitrina, ni siquiera para agua de azahar, señora ministra de Sanidad o así se le supone. Después de lo de Quebec, que en su protocolo encierra un solapado y sostenido saqueo, se prepara, en Terre Haute, el espectáculo de la ejecución de Timothy McVeigh, el artífice de la matanza de Oklahoma: un sacrificio destinado a glorificar a Bush, y a satisfacer los instintos y el comercio al menudeo, de una sociedad crispada. Lo más amable de las vísperas está en el despacho de camisetas con una jeringuilla mortal. Los más audaz, en el empeño de la Entertaiment Network de retransmitir la ejecución por Internet, al módico precio de 370 pesetas. Si lo consigue, pronto dispondremos de programas y página web de ajusticiamientos. De la globalización del mercado a la globalización de la muerte por voltio o líquido oleaginoso, que invade la sangre, hasta achicharrarla. Confiemos en que por aquí se siga prefiriendo el Barça-Valencia. Pero, por si acaso, busque www. letal. bush. Y que usted se lo disfrute o se lo vomite.

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