El arzobispo de Mérida defiende el 'testamento vital' de la Junta de Extremadura
La Ley de Salud presentada el viernes pasado por el Gobierno de Extremadura recibió ayer el respaldo del Arzobispado de Mérida-Badajoz para su aspecto más polémico, muy criticado en los medios de comunicación conservadores. La regulación por ley de la posibilidad de que los ciudadanos extremeños expresen voluntades anticipadas ante futuras situaciones sanitarias que les impidan tomar una decisión para evitar encarnizamientos terapéuticos innecesarios, le parece al arzobispado extremeño acertada. 'La muerte no ha de ser causada, pero tampoco absurdamente retrasada', dijo ayer el arzobispado.
Con la intención expresa de dar a conocer 'aclaraciones extraídas de un documento de la Conferencia Episcopal', el arzobispado afirma que 'no son eutanasia en sentido verdadero y propio, y no son moralmente rechazables, acciones u omisiones que no causan la muerte por su propia naturaleza e intención'. Entre esas acciones u omisiones, el arzobispado que preside Antonio Montero menciona 'la administración de calmantes, aunque tenga como consecuencia el acortamiento de la vida, o la renuncia a terapias desproporcionadas que retrasan la muerte a costa del sufrimiento del moribundo y de sus familiares'.
El consejero extremeño de Sanidad, Guillermo Fernández Vara, explicó el viernes a EL PAÍS que la Ley de Salud extremeña abre el debate de la eutanasia pasiva -que cada persona pueda decidir sobre su propia vida, 'siempre que no se contravenga el ordenamiento jurídico'-, pero puso el énfasis en que regulaba otros muchos derechos del enfermo, como el derecho a una segunda opinión médica o a disponer de habitación individual.
Cataluña es, con Extremadura, la única región que se propone regular lo que se conoce como eutanasia pasiva, aunque sin citar ese polémico concepto. En ambos casos, los documentos de voluntades anticipadas deberán ser formalizadas ante notario o ante tres testigos sin relación familiar ni patrimonial con el interesado. Por su parte, la Conferencia Episcopal ofrece desde hace meses en su página web un borrador de testamento vital con la misma finalidad.
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