A río revuelto...
...ganancia de políticos. Uno de los más serios reveses que ha sufrido la economía andaluza (si se me permite, después de la mangoleta que han organizado entre Chaves y Magdalena Álvarez en las Cajas de Ahorro), convertido en sainete por culpa del oportunismo político de Chaves y de un Consejero impresentable, que después de tantos años sigue sin enterarse de nada.
Marruecos ha dicho que no le interesa firmar un nuevo Convenio de Pesca con la Unión Europea. (¿Quién cedió a la Unión Europea las competencias sobre Pesca que tenía el Gobierno de España?).
De entrada, a más de uno nos daban escalofríos cuando veíamos y leíamos que quien tenía que negociar por parte de la Unión Europea era nada menos que el comisario Fischler; el mismo que no hace mucho tuvo que doblegar la rodilla ante la presión de los agricultores andaluces y de la sociedad española (encabezada por uno de los ministros que más agallas ha demostrado en la defensa de lo andaluz: Loyola de Palacio), cuando puso en riesgo, más por ignorancia que por mala fe, aunque esto último haya que suponerlo, nada menos que el sector del aceite de oliva, con aquella impresentable e inaceptable propuesta de reforma de la OCM del Aceite de Oliva.
Pues en esas manos quedó depositado el futuro de uno de los sectores más sensibles de la economía andaluza, el sector pesquero; y nos encontramos con que ese futuro pasaba por la voluntad y la capacidad negociadora de dos partes: el ínclito comisario Fischler y el Gobierno de Rabat. Hay que suponer que ambas partes han puesto en la negociación toda su capacidad de persuasión, todos sus argumentos y toda su voluntad de cerrar un acuerdo satisfactorio. Pero no seré yo quien tache de malpensado a quien concluya que ni el primero podía estar especialmente entusiasmado en sacar las castañas del fuego a España en ningún problema que atañese a sus intereses directos, ni el segundo habría de tener un interés desbordante en limitar el desarrollo de su propio sector pesquero para asegurar la continuidad de la pesca española, renovando un Convenio de Pesca con la Unión Europea que venía denunciando desde el año 1995.
El caso es que, a la vuelta de los meses, y tras muchas idas y venidas de altos cargos, diplomáticos y funcionarios de medio pelo de la Unión Europea, resulta que ni hay acuerdo ni se vislumbra en el futuro que pueda haberlo. El Gobierno de Marruecos ha dado un portazo a la Unión Europea; y ha dado carpetazo al asunto del Acuerdo Pesquero con la misma. Nos han creado, entre unos y otros, un problema serio (¡qué duda cabe de que este lo es!). Y los problemas serios exigen soluciones y planteamientos serios; pero sobre todo exigen actitudes serias, y no actitudes chufleteras, de sainete, como las que han protagonizado Chaves y su consejero Plata. Una actitud seria es afrontar el problema con rigor, y proponer al sector alternativas ciertas y viables a la pesca en caladeros marroquíes: pesca en otros caladeros (tunecinos, mauritanos, guineanos...), diversificación de la actividad cuando aquella no sea posible, etcétera. Es la actitud que hemos encontrado en el Gobierno de España, y en el ministro de Agricultura y Pesca, Miguel Arias Cañete.
Frente a esa actitud seria, constructiva y razonable, aparece la actitud poco seria, de cuchufleta, mantenida por Chaves y el Gobierno de la Junta de Andalucía. '¡Dejadme solo!' ha gritado Chaves el negociator, en un patético ejercicio de demagogia, pretendiendo sacar provecho político de las revueltas aguas pesqueras del estrecho. La incertidumbre que se cierne sobre el futuro del sector pesquero andaluz hubiera requerido una actitud más seria por parte de Chaves, un mayor esfuerzo en vencer la tentación de caer en la demagogia y en la politiquería fácil, para arrimar el hombro con el Gobierno de España en buscar soluciones al problema. Una vez más, los andaluces tendremos que esperar mejor ocasión para ver en nuestros representantes una verdadera actitud de 'hombres de Estado', superando la chabacanería, que el PSOE ha instaurado en Andalucía como estilo de gobernar.
Quizá hayan pecado Arias Cañete y el Gobierno de España de falta de picardía o de un exceso de gallardía política para escurrir el bulto y echar las culpas al verdadero responsable: el que permitió la firma de un Convenio de Pesca en 1995 sin cláusula de renovación. Y ese no es otro que el Gobierno del PSOE, que en 1995 seguía presidido por Felipe González. Convenios de Pesca con Marruecos ha habido muchos: en 1983, 1988, 1992 y 1995. Todos contenían una cláusula que obligaba a las partes a negociar la renovación del mismo; sólo el último, el de 1995, se hizo sin cláusula de renovación (¿otra manifestación de la política de tierra quemada que practicó el PSOE de las postrimerías?).
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