El Banco Europeo mantiene el precio del dinero pese a las presiones políticas
'Oigo, pero no escucho', afirma Duisenberg para defender la independencia de la institución
El Banco Central Europeo (BCE) defendió ayer su independencia y en la reunión celebrada en Francfort decidió mantener sin cambio los tipos de interés en el 4,75%, a pesar de las intensas presiones ejercidas por la Unión Europea, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial, entre otros, que habían pedido un abaratamiento del precio del dinero para evitar una brusca desaceleración de la economía en Europa. 'Oigo, pero no escucho', declaró en la conferencia de prensa posterior al consejo el presidente del BCE, Wim Duisenberg, en referencia al clamor de responsables políticos y financieros europeos de estos días. A juicio del máximo responsable de la política monetaria europea, la evolución todavía preocupante de la inflación no permite el recorte pedido y las expectativas de crecimiento todavía no lo exigen.
Con su decisión de ayer, los banqueros del euro confirman que están dispuestos a seguir a rajatabla el mandato que les confiere el Tratado de la Unión Europea: velar por la estabilidad de precios y hacerlo con independencia del poder político.
A la reunión asistió el ministro belga de Finanzas y presidente del Eurogrupo, Didier Reynders, quien la víspera había anunciado que expondría a los banqueros centrales su preocupación por la 'desaceleración económica' en la zona euro. Pero sus preocupaciones no parecieron alterar a sus compañeros de reunión. La mera presencia de Reynders en Francfort como observador, aunque recogida en los estatutos del banco, resultó inusual y daba muestra suficiente del interés de los responsables políticos en que el BCE recortase el precio del dinero.
Menores amenazas
Pero no fue así. Aunque el BCE constata que las amenazas a la estabilidad de precios han disminuido considerablemente en los últimos meses, sigue preocupado por una inflación en la zona euro que -tras alcanzar el 2,6% en febrero- sólo 'difícilmente', y 'a partir de mediados de año', caerá por debajo del 2%, el límite máximo que la autoridad monetaria se ha impuesto para hablar de 'estabilidad de precios'.
El presidente del Banco Central Europeo insistió en que los riesgos para los precios 'aún no han desaparecido', especialmente a corto plazo, debido a que aún no se ha traducido todo el impacto de la subida del petróleo y el euro débil del segundo semestre del año pasado. Duisenberg recordó que el actual nivel de tipos 'no es alto en términos históricos'. Aunque reconoció que el crecimiento será inferior debido a la situación mundial, afirmó que ello no debe ser una 'fuente de pesimismo'.
Además afirmó que no corresponde al banco central incentivar el crecimiento económico, sino a los Gobiernos y a los agentes sociales. Tras escuchar las explicaciones de Duisenberg, la mayoría de los analistas cree ahora que no habrá recorte de tipos hasta mayo o incluso hasta junio, cuando se espera que los datos de inflación evolucionen ya claramente a la baja. Ese pronóstico, además de resignación, revela también cierta confianza en la evolución inmediata de la economía europea.
Una evolución que el presidente del BCE insistió en poner en manos ajenas, porque el crecimiento en la zona euro 'está en gran parte determinado por factores estructurales' tales como las características del mercado laboral o las oportunidades de inversión.
Para tomar la decisión de mantener los tipos 'no hizo falta una votación', afirmó Duisenberg, desmintiendo así los rumores de división de opiniones en el seno del consejo del Banco Central Europeo.
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