Del Rosal se estrena con ocho despidos en su primer día como Síndic
Comunicada la destitución a los dos adjuntos
El nuevo Síndic de Greuges citó el mismo lunes por la tarde, horas después de su toma de posesión, a los dos adjuntos para comunicarles su destitución, de acuerdo con lo que prevé la ley que rige la institución, según la cual los adjuntos cesan cuando es nombrado un nuevo titular. Del Rosal indicó a Emilia Caballero y a Luis Figueiras que recogieran sus pertenencias y dejaran libres sus despachos, según confirmaron ayer fuentes de la institución. Hasta ahí todo era previsible. Pero ayer por la mañana, Bernardo del Rosal reunió a los empleados de la institución y tras anunciar que iba a proceder a leer una lista de personas, dijo que quien no fuera nombrado se podía dar por despedido.
De esta forma conocieron el secretario general, los secretarios particulares de los dos adjuntos y otras cinco personas que venían trabajando en la sede del Síndic de Greuges que no continuarán en la misma bajo el mandato de Bernardo del Rosal. Aparte de los secretarios -cuyo cese se justifica dado que son cargos de confianza- los afectados son un asesor, un traductor, un ordenanza, un administrativo y uno de los asesores del ciudadano. La limpieza llevada a cabo ayer por Del Rosal afecta en la mayoría de los casos a trabajadores contratados en su día por el primer Síndic de Greuges, Luis Fernando Saura, fallecido en octubre pasado.
El hecho de que la Sindicatura de Greuges sea prácticamente la única institución cuyo personal es eventual en su totalidad concede a los titulares la posibilidad de disponer a su antojo. Así, cuando sustituyó al primer Síndic, Arturo Lizón, elegido durante la época de gobierno socialista, el segundo, Saura, nombrado tras la llegada al poder del PP, ya procedió a una amplia remodelación que supuso la salida de numerosas personas y la contratación de nuevos trabajadores.
Fuentes socialistas pusieron de relieve que los que se han salvado en esta ocasión son aquellos que tienen algún tipo de 'enganche' con el Partido Popular, en especial a través del presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, y del vicepresidente segundo del Consell, José Joaquín Ripoll. Al menos una persona allegada a éste último trabaja en la institución.
Las mismas fuentes mostraron su convencimiento de que Bernardo del Rosal no ha actuado en solitario al decidir estos despidos, sino que lo ha hecho con instrucciones precisas recibidas del partido que sustenta al Gobierno valenciano y ven en esta limpieza una provocación con la que los populares buscarían alguna reacción de la oposición que les sirviera de excusa para incumplir el pacto que permitió la elección de Bernardo del Rosal.
El acuerdo alcanzado hace casi dos semanas por los tres grupos parlamentarios incluye el compromiso de apoyar la continuidad de Emilia Caballero como adjunta primera. Algo que resulta muy difícil de digerir para el Partido Popular, que durante la crisis institucional abierta por la elección del nuevo Síndic arremetió con dureza contra Caballero, quien desde el fallecimiento de Saura ejercía como titular en funciones, y a la que incluso reprobó mediante una insólita iniciativa. El PP dirigió gruesas críticas a Caballero, sobre todo a raíz de su informe contrario al plan urbanístico del barrio de El Cabanyal-Canyamelar aprobado por el Ayuntamiento de Valencia.
Según el pacto, Del Rosal dispone ahora de 15 días para nombrar a sus adjuntos. El pasado lunes, tras tomar posesión, Del Rosal anunció que aceptaría los nombres que le propongan los dos grupos mayoritarios de las Cortes, que deben ponerse de acuerdo ya que estos nombramientos también requieren una mayoría cualificada. Mientras los populares no se han pronunciado, los socialistas mantienen a Emilia Caballero.
Este periódico intentó ayer, sin éxito, obtener la versión de Bernardo del Rosal en torno a los cambios decididos ayer.
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