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La batalla de Stalingrado inicia la ofensiva de películas bélicas en las pantallas españolas

Annaud cree que el cine europeo sólo lucha con 'espadas de madera' contra Hollywood

Guillermo Altares

Cordial, pausado, con el pelo blanco rizado y revuelto al estilo Einstein, el realizador Jean-Jacques Annaud no se anda por las ramas cuando habla de la competencia entre el cine europeo y el estadounidense. Cree que el viejo continente lucha con 'espadas de madera' y que en Hollywood tienen 'misiles' con los que consiguen llevarse al público. Y, en cuestiones de armamento visual, Annaud, nacido en París hace 57 años, es un especialista: la semana que viene se estrena en España Enemigo a las puertas, un filme sobre la batalla de Stalingrado, que cambió el curso de la II Guerra Mundial con la derrota de las tropas de Hitler. Con un presupuesto de 20.000 millones de pesetas, es la película europea más cara de la historia.

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Annaud ganó el Oscar al mejor filme de habla no inglesa con su primera película, Negros y blancos en color (1976), y desde entonces ha sido autor de un puñado de filmes europeos rodados como si fuesen americanos (por la pasta, los actores y la calidad de la producción): En busca del fuego, El nombre de la rosa, El oso, El amante y Siete años en el Tíbet. 'No puedo responder con firmeza si el cine europeo debe adoptar las armas del cine americano para combatirlo', aseguró ayer en Madrid. 'Mi punto de vista, teniendo en cuenta que siempre puede haber excepciones como La vida es bella, es que no combatimos con armas iguales: un realizador europeo tiene un diez o un cinco por ciento del presupuesto de un filme medio americano. ¿Cómo se puede ganar una batalla con una espada de madera contra gente que tiene misiles? Desde hace 20 años en todo el mundo el público no va a ver películas europeas. Una de las soluciones sería contar nuestras historias con medios comparables a los de Hollywood. Me siento un poco mal diciendo esas cosas, porque me opongo a un consenso general que dice que hay que proteger el cine europeo tal y como está. Pienso que el cine europeo tiene que evolucionar como ha evolucionado el cine chino, que ha logrado una calidad visual similar al estadounidense'.

Suspense y romance

Annaud pasó cuatro años trabajando en Enemigo a las puertas, que fue rodada en invierno, durante 85 días, en los estudios Badelsberg de Berlín. Allí fueron construidos unos espectaculares decorados de la ciudad de Stalingrado (actual Volvogrado), arrasada durante la batalla más salvaje de la II Guerra Mundial, en la que murieron más de 700.000 personas. Los actores, Jude Law, Ed Harris, Joseph Fiennes, Rachel Weisz y Bob Hoskins, las pasaron canutas durante un rodaje en el que se alcanzaron los 15 grados bajo cero. El resultado es un filme al más puro estilo Salvar al soldado Ryan, con soldados destrozados a golpe de tiros, metralla, morteros y efectos digitales, pero mezclado con una historia de amor y un duelo propio de un western, ya que la película se centra en el enfrentamiento entre un francotirador ruso (Law) y un oficial alemán (Harris), enviado por el alto mando nazi para abatirlo.

'El filme ha tenido mucho éxito porque es una buena historia, que mezcla el suspense con un romance en un marco espectacular, con una dimensión histórica y política. Eso interesa a gente muy diferente y para lograr un éxito hay que alcanzar a capas muy diferentes de la población', señala An-naud. El cineasta no cree, sin embargo, que la moda sobre la II Guerra Mundial, un tema que en estos momentos cautiva a Hollywood, se deba a un particular interés del público. 'Pienso que viene de los cineastas y no del público. Cuando empecé a trabajar en este filme, no sabía que Spielberg estaba haciendo Salvar al soldado Ryan. Lo que ha pasado es que han surgido a la vez una serie de buenos guiones que han encontrado financiación'.

La batalla de Stalingrado terminó el 31 de enero de 1943, con la rendición del general Wolfram Paulus ante el ejército rojo. Casi 60 años después de aquella derrota, que significó el principio del fin del dominio nazi sobre Europa, el tema sigue despertando encendidas controversias. Estrenado durante el pasado Festival de Berlín, Enemigo a las puertas provocó las críticas de gran parte de la prensa alemana, que rechazó la imagen que se daba de los soldados alemanes de a pie. La anterior producción sobre aquella batalla, Stalingrado, del alemán Joseph Vilsmayer, también abrió heridas que nunca habían acabado de cerrarse: hubo demasiados muertos, demasiada brutalidad en ambos campos. An-naud, además, ha mantenido una encendida polémica, que ha ocupado páginas y páginas en la prensa anglosajona, con el historiador Anthony Beevor, autor de Stalingrado (Crítica), que ha sido un best-seller en el Reino Unido y en Estados Unidos.

'Con Anthony , que es un amigo, hemos entrado en un debate muy técnico. No contesta la existencia de los personajes principales, contesta la versión rusa del personaje de Ed Harris', dice el director. Según el historiador, el personaje principal de la película, Vasili Ivanovich Zaitsev, el francotirador soviético más famoso de la contienda, realmente existió: fue un pastor de los Urales que mató a 149 alemanes durante el asedio. Sin embargo, su oponente, el mayor alemán Koenig, fue un invento de la propaganda stalinista. 'No lo he inventado. La historia que cuento en la pantalla aparece en los museos rusos sobre la II Guerra Mundial. El debate histórico es bueno, pero, cuando se hace un filme de esta naturaleza, lo importante es captar los grandes movimientos de la historia. Lo que cuento en esta película es cierto: los francotiradores tuvieron un papel muy importante en la batalla de Stalingrado, la propaganda estaba presente en todas partes, había mujeres en el frente y pelearon como los hombres y hubo medio millón de historias de amor en el frente ruso, los niños eran utilizados como espías y esta batalla fue tan importante como cruel'.

Jean-Jacques Annaud, ayer en Madrid.
Jean-Jacques Annaud, ayer en Madrid.BERNARDO PÉREZ

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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