Julia Roberts se convierte en la reina de Hollywood
'Gladiator', 'Traffic' y 'Tigre y dragón' se reparten la mayoría de 'oscars', y Russell Crowe se impone a Javier Bardem
'¡Quiero al mundo! ¡Soy feliz!'. Julia Roberts se coronó, por fin, como la reina de Hollywood. Fue la gran estrella de la 73ª edición de los Oscar, una edición casi salomónica en la que Traffic, una película con clara voluntad documental, y Gladiator, un filme de alto presupuesto que ha recuperado un género perdido, el de romanos, se repartieron los premios más importantes. Fue, además, la primera vez que una película extranjera (la taiwanesa Tigre y dragón) lograba cuatro estatuillas. Pero la noche tuvo una sonrisa: la de la novia de América. Julia Roberts enamoró una vez más a todos. Como dice Steven Soderbergh, 'si esa chica se presenta a presidenta, gana'.
Todo el mundo lo esperaba, pero eso no restó emoción al momento en que la actriz escuchó a Kevin Spacey anunciar que el Oscar era, por fin, suyo. Su interpretación en Erin Brockovich confirmaba que la mujer mejor pagada de Hollywood era también la mejor actriz. Divertida y nerviosa, Roberts, de 33 años, contagió su risa con un discurso disperso y disparatado. Nadie logró hacerle callar. 'Todo el mundo lo intenta, pero nadie lo consigue. Mis padres no lo consiguieron, así que ellos, mucho menos', dijo la actriz en referencia a los organizadores de la gala que, desde el patio de butacas, le hacían señas para que terminara su discurso. '¡Grita!', exclamó la actriz a una periodista que le preguntaba tímidamente por el premio, '¡grita más, que la vida es demasiado corta!', añadió Roberts sin parar de reír.
Mientras la verdadera Erin Brockovich se quedó en casa cuidando a uno de sus hijos, repentinamente enfermo ('se ha quedado con su hijo, no esperaba menos de ella'), Roberts agradeció el Oscar al hombre que la ha convertido en 'la mejor actriz', Steven Soderbergh. 'Steven me ha enseñado que se puede disfrutar con este trabajo, que puede ser divertido, que no es necesario torturarse'. '¿Que cómo me metí en el papel? Poniéndome un wonderbra'.
Sorpresa de Soderbergh
El director de Erin Brockovich recibió el Oscar a la mejor dirección por Traffic. 'Quiero agradecer esto a aquellos que emplean parte de su tiempo creando, ya sea una película, un libro, una pintura o lo que sea, a cualquiera que pase su tiempo creando una pieza de arte que nos haga ser mejores en este mundo'. Soderbergh reconoció más tarde que no esperaba ganar, 'y se ha notado mi sorpresa'. Para el director, Traffic es una película que jamás pretendió ser comercial. 'De todas formas', añadió, 'siempre he trabajado igual, desde mi primera película hasta ahora. No distingo entre películas de estudio y películas independientes, sino entre buenas y malas películas'. El filme obtuvo también el premio para su guionista, Stephen Gaghan, que recordó cómo escribió un guión basado en su propia experiencia. 'Hice una investigación que me llevó mas de 20 años', afirmó en referencia a su pasado de yonqui. 'He perdido más de una década de mi vida, pero ahora sé que se puede salir con ayuda, que hay que pedir ayuda'.
La noche de los Oscar arrancó con la espectacular llegada de los candidatos. El paseo por la alfombra roja despierta la expectación que merece un espectáculo inimitable: cientos de policías, helicópteros sobrevolando el cielo, una caravana interminable de limusinas, cientos de figurantes, casi 2.000 periodistas y, cómo no, las grandes estrellas. Durante dos horas, los protagonistas de la noche atraviesan una alfombra donde periodistas y agentes negocian para lograr un minuto de atención de los grandes del cine. Allí, Faye Dunaway habló con Danny De Vito; Sigourney Weaver, con un modelo de John Galliano, paseó su elegancia insuperable; Björk se divirtió con su vestido de cisne; Javier Bardem, vigilado de cerca por su madre, no logró relajarse; Joaquin Phoenix también se presentó con su madre; Tom Cruise, sin Nicole Kidman, evitó la entrada, y Penélope Cruz llegó la última. La actriz española, con un peinado a lo Julio Romero de Torres y un precioso vestido negro de Ralph Lauren, hizo aparición minutos después que Julia Roberts, y por ello su presencia apenas llamó la atención. Roberts, como Benicio del Toro -que llegó tranquilamente el primero-, es de esas actrices cuya presencia roba sin piedad cualquier otro protagonismo.
Si a Del Toro los 45 segundos reglamentarios le sobraron, a Marcia Gay Harden (ganadora del Oscar a la mejor actriz secundaria por Pollock) le faltó tiempo, y en su lista de agradecimientos no le faltó ni su abogado. 'No podía dejar a nadie, la tele nueva me la compraré yo', señaló en alusión al premio que este año ofrecía la Academia al discurso más breve de la noche y que, evidentemente, ella no ganó.
Bob Dylan (ganador del Oscar a la mejor canción), dijo, desde Australia: 'Dios os bendiga con paz, tranquilidad y buena suerte', y Russell Crowe recordó 'los suburbios' de su infancia. 'Cuando creces en los suburbios de ciudades como Sydney, Auckland o Newcastle, algo así parece inimaginable. Pero quiero decirles a todos los que están en esa otra orilla que a veces ocurre, que todo es posible'.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.