Masivo recital de poetas frente al palacio de la Moneda

Con el vuelo de un helicóptero que lanzó miles de marcalibros sobre la multitud ubicada frente al palacio de la Moneda, que al caer parecían lentas aves blancas en la oscuridad nocturna y tenían versos impresos, y una voz nasal, inconfundible, grabada, que por los altavoces saludaba 'buenas noches, me llamo Pablo Neruda, soy poeta...', partió el más masivo recital poético realizado en Chile en los últimos 30 años.

Desde los balcones del palacio de Gobierno y de edificios cercanos, 16 poetas latinoamericanos, estadounidenses y europeos recitaron durante dos horas ante unas 5.000 personas, que escucharon arrobadas en la noche fresca del viernes la culminación del encuentro 'Chilepoesía'.

Fue un exorcismo mediante la palabra al mismo palacio que los militares bombardearon en 1973 para derrocar al presidente Salvador Allende, a la violencia y horror de la dictadura. Durante una semana, los poetas han recorrido calles, plazas, universidades, barrios obreros, ex campos de tortura del régimen de Pinochet, invadiendo con versos el país y convocando a miles de personas, en un encuentro para difundir la poesía en recitales gratuitos. Ayer recitaron en la casa de Neruda en Isla Negra, y hoy lo harán en Valparaíso.

La estadounidense Adrienne Rich, ganadora del National Book Award en 1974 y de la Medalla Nacional de las Artes en 1997, leyó en inglés y fue traducida: 'Ahí había un lenguaje, pero nadie que lo hablara. / A veces, cada uno de nosotros estuvo solo. / Nuestras sombras nos abandonaron en la playa al mediodía'.

Siguió el chileno Gonzalo Rojas, con un homenaje a Miguel Enríquez, el secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), muerto por agentes de la dictadura en 1974. El argentino Juan Gelman, cuyo hijo y nuera embarazada fueron desaparecidos y que sólo el año pasado pudo encontrar a su nieta, fue ovacionado y recitó El infierno verdadero. La poesía social siguió desfilando con el brasileño Ledo Ivo.

La voz de Mistral

Grabaciones con las voces de Pablo de Rokha y la poeta chilena y Nobel de Literatura Gabriela Mistral permitían alguna tregua al público. Prosiguieron la estadounidense Rita Dove y el alemán Hans Magnus Enzensberger.

Tomó el relevo desde el décimo piso de un edificio a un lado de La Moneda el peruano Antonio Cisneros. Desde otro edificio, el mexicano Alberto Blanco afirmó que tres minutos de palabras son una vida. El chileno Miguel Arteche evocó que 'hay hombres que nunca partirán y se les ve en sus ojos'. El ruso Yevgueni Yevtushenko leyó en español un fragmento de La paloma en Santiago. Después del peruano Carlos Germán Balli, la uruguaya Amanda Berenguer, el chileno Raúl Zurita y el brasileño Ferreira Gullar, llegaron el nicaragüense Ernesto Cardenal y el chileno Nicanor Parra.

El recital culminó con la composición más universal de Violeta Parra, Gracias a la vida, interpretada por tres cantantes.