CiU apoya el trasvase del Ebro a cambio de inversiones en Tarragona

El anuncio de un principio de acuerdo con CiU cerró una tensa jornada de seis horas, calificada por el ministro Jaume Matas de 'histórica'. Han tenido que pasar 16 años para que el Congreso de los Diputados viera la luz de un proyecto de ley que regule en España los trasvases de agua entre cuencas, tal como preveía la Ley de Aguas de 1985. Poco antes, Matas desveló que el PP accedía a incorporar al proyecto de ley un Plan Integral del Delta del Ebro para el desarrollo sostenible de su ecosistema y el estudio de otras alternativas de transferencias, indentificadas por el entorno del ministro como un posible trasvase procedente del Ródano. Para el portavoz de CiU, Xavier Trias, el objetivo de su grupo es ofrecer las suficientes garantías a las 'tierras del Ebro y a sus habitantes de que su futuro seguirá allí, junto al Ebro'..

Tras el debate, las votaciones a las siete peticiones que proponían la devolución del PHN del Gobierno arrojaban los siguientes resultados: 193 votos en contra, 129 a favor (PSOE, IU, PNV y Grupo Mixto) y dos abstenciones. El proyecto alternativo socialista siguió casi la misma suerte: 195 votos de rechazo por 114 a favor y 16 abstenciones, las de IU y PNV.

El ministro hizo alarde de carácter florentino. La voz se le quedó ronca de tantas gracias que repartió. En su primera intervención, sin ningún otro miembro del Gobierno que le arropara, describió las bondades del PHN y su previsto trasvase de 1.050 hectómetros cúbicos anuales desde el Ebro a Barcelona y la cuenca del Mediterráneo. Con ambos proyectos aseguró que se resolverá el problema secular de falta de agua en España,todo ello valorado en cuatro billones de pesetas (tres billones en obras generales y 700.000 millones en el trasvase) y a ejecutar en ocho años.

Matas echó por tierra cada una de las propuestas del Plan Hidrológico socialista que se sometían a votación. 'Le ha traicionado el subconsciente', le dijo a Jesús Caldera, portavoz del PSOE. 'De toda su intervención sólo ha dedicado los tres últimos minutos a describirnos su plan', añadió. El ministro descalificó la viabilidad de un banco público de aguas en Murcia, región donde el año pasado sólo se recogieron 180 hectómetros cúbicos. 'Cuando no hay agua, no hay nada que cambiar. Aquí no hay milagros'. Y sobre la desalación, dijo que ellos proponían 386 hectómetros cúbicos anuales, casi los mismos que el PSOE (404). Las cuentas socialistas no le salían al ministro.

Jesús Caldera animó el debate. Reclamó diálogo y consenso y recordó que un 31 de mayo de 1933 el socialista Indalecio Prieto presentaba en esa misma Cámara el primer proyecto de plan hidrológico, frustrado por la guera civil. Calificó el plan del PP de 'hidrológico más que hídrico', y le reprochó que considere el agua sólo como 'un mero bien al servicio de la producción, minisvalorando sus connotaciones territoriales, sociales, culturales, emocionales, ambientales y estéticas de nuestros ríos'.

'El PHN nace muerto'

El líder de IU, Gaspar Llamazares, dijo que el PHN 'nace muerto', está preñado de 'intereses ocultos' y elaborado sin participación social. Para el portavoz de Iniciativa per Catalunya, Joan Saura, el proyecto es 'ecológicamente insostenible y socialmente rechazado'. En la misma línea, el diputado de Chunta Aragonesista, José Antonio Labordeta, acusó a Matas de ofrecer datos falsos sobre los caudales del Ebro, mientras que para el portavoz de ERC, Joan Puigcercós, el plan es 'básicamente un negocio sobre el agua'.

A pesar de los desmentidos de Matas, fuentes de CiU aseguraron que el acuerdo con el Gobierno central contempla una sustancial reducción del volumen de agua a trasvasar directamente del Ebro, que se situaría entre los 400 y los 500 hectómetros cúbicos. Ello se compensaría por la captación de agua del río Ródano, de unos 300 hectómetros cúbicos y varias obras hidráulicas, como el Plan Integral del Delta, para frenar la salinización de la desembocadura del Ebro o la construcción de una planta desaladora en Tarragona.

Un portavoz del grupo de CiU se mostró convencido de que el Gobierno acabará aceptando la mayoría de sus demandas, que hace unos días expusieron al Ministerio de Medio Ambiente. No obstante, los nacionalistas catalanes no ocultaban su sensación de derrota por haberse vistos obligados a rechazar las propuestas de la oposición y alinearse de nuevo con el PP. Y admitían incluso que una oposición frontal a este plan les acarrearía una difícil negociación ante el nuevo sistema de financiación autonómica y rompería el frágil equilibrio en el Parlamento de Cataluña. El presidente del PSC, Pasqual Maragall, acusó a CiU de haber 'incumplido' sin 'ninguna justificación' el acuerdo adoptado por el Parlamento catalán contra el PHN lo que, en su opinión, 'será una losa que Cataluña difícilmente olvidará'.