Huelga y protestas en las principales ciudades del país
'Tranquilos, muchachos; Cavallo ratificó a De la Rúa en su cargo; hay presidente'. Con esta ironía, Hugo Moyano, el líder sindical del sector duro de la Confederación General del Trabajo (CGT), bromeaba ayer con sus compañeros en la sede del sindicato de camioneros. La jornada de huelga general se cumplía sin que se notara la deserción en el último momento de los gordos (jefes del sector moderado), que retienen el control formal de la CGT. Éstos, convencidos el martes por Cavallo, decidieron suspender su adhesión a la convocatoria de paro. El gremio del transporte, que es el que define, sigue fiel a Moyano: no circularon los autobuses.
Los maestros cumplían, a su vez, su segunda jornada de huelga. Con el apoyo del poderoso Congreso de Trabajadores Argentinos (CTA), que agrupa a la mayoría de los empleados de la Administración pública, las escuelas, universidades y bancos permanecieron cerrados.
La huelga resultó un éxito en las principales ciudades del país. La jornada comenzó con el estallido de un artefacto de fabricación casera en la madrugada del miércoles, que causó destrozos en un local del partido Acción por la República, del ministro Cavallo.
Incidentes en el interior
También se registraron algunos incidentes en la sureña provincia de Neuquén, donde grupos de manifestantes atacaron con piedras y palos las oficinas de varios bancos de la capital. En las principales ciudades del interior de Argentina, donde la huelga se sintió con más fuerza, se llevaron a cabo actos de protesta y bloqueos de calles y carreteras.
Moyano contribuyó al éxito del paro al alentar el martes la acción directa. En la llamada marcha de los desocupados, que partió desde la periferia del Gran Buenos Aires hacia la plaza de Mayo, el líder sindical dijo: 'En la huelga, como en el amor, vale todo. Así que, compañeros, a cortar las rutas, a cortar los accesos, a hacer todo lo que sea necesario. Los vamos a arrinconar hasta que abandonen esta política de hambre'.
El Gobierno autónomo de la ciudad de Buenos Aires contribuyó, involuntariamente, a este seguimiento del paro nacional al decretar una 'alerta meteorológica'. Se anunciaron en la prensa y en la televisión ráfagas de viento, fuertes lluvias y probables inundaciones; la recomendación de no salir ni viajar en coche si no era absolutamente necesario fue aceptada por muchos.
El cambio en el Gobierno, a pesar de todo, suscita esperanzas. En un primer sondeo realizado en la capital y el Gran Buenos Aires, casi la mitad de la población (47%) tiene 'confianza' en la gestión del ministro Domingo Cavallo. Los encuestadores sostienen que la opinión está dividida, pero subrayan que en el inconsciente colectivo aún sobrevive con fuerza aquella imagen de Cavallo como padre de la Ley de Convertibilidad Cambiaria, la paridad uno a uno con el dólar, que sacó al país de la hiperinflación.
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