Viena muestra la rebelión contra sí mismo del último Joan Miró
El Kunstforum expone 60 obras del artista
'No queríamos mostrar al Miró juguetón y armonioso, que es la imagen más vendida', señala la directora del Kunstforum, Ingried Brugger. El plan de la exposición, inicialmente ideado por la comisaria Caroline Messensee, tuvo como objetivo poner de relieve, como aspecto hasta ahora poco atendido, la exorbitante fuerza de la última fase de Miró y mostrarla en contraposición a su trayectoria anterior. 'La rebelión es contra sí mismo, contra el artista narrativo y poético. Miró empieza a liberarse de las reglas del mercado y a pintar haciendo sólo caso a sí mismo a partir de su traslado a Mallorca en 1956, cuando adquiere plena libertad financiera y un taller como él deseaba', dice Messensee. Para apreciar la vitalidad de los cuadros de gran formato que a su avanzada edad Miró pintó de forma más espontánea, se presentan también sus obras tempranas, hasta de los años veinte, en los que se acercó al surrealismo y comenzó a construir su propio lenguaje, y de los treinta, en que cuestionó el óleo sobre la tela y se volcó en el collage.
Selección
El entusiasmo que despertó esta idea facilitó conseguir para la muestra vienesa, en un breve espacio de tiempo, 60 obras, incluyendo esculturas, procedentes de museos y colecciones privadas internacionales. No llama la atención la dimensión, sino el acierto de la selección: las obras proceden de las colecciones privadas de Frieder Burda (Baden-Baden), de Pietsch (Berlín), Rosengart (Lucerna) Sylvie Baltazart-Eon (París), Maeght (París), así como de museos y galerías de Amsterdam, Berlín, Eindhoven, Ginebra, de la Successió Miró y de la Fundación Pilar y Joan Miró de Palma de Mallorca, del Museo Reina Sofía de Madrid, del Centro Pompidou de París. 'Es una especie de antología de obras maestras, sin rellenos', comentó el director de la Fundación Pilar y Joan Miró de Mallorca, Torrente Larrosa.
En su documentación, el Kunstforum pone de relieve una frase pronunciada por Miró en 1930: 'Los surrealistas, como bien se sabe, han dictado la muerte de la pintura. Yo quiero su asesinato'.
El nieto del pintor, y administrador de su obra, Joan Punyet Miró, quien asistió con su madre a la inauguración, se mostró convencido de que 'esta muestra se destaca de todas las demás porque pone de relieve el giro que dio Miró en lo que se refiere a la violencia, la rebeldía, la ansiedad, la crisis existencial y la continua crítica rabiosa contra sí mismo con tal de no caer en la repetición'. A su abuelo lo recuerda como 'un hombre que salía adelante cuestionándose a sí mismo de forma tajante y brutal, sin dejarse en ningún momento encandilar por la buena crítica'. Su angustia, según su opinión, estaba relacionada con su percepción de lo injusto.
El descendiente del artista hace referencia al aspecto político de su abuelo. 'Es importante que se vea este Miró antifascista y rebelde en un país como Austria, donde se ha padecido, bajo el régimen nazi de Hitler, una tremenda represión espiritual e intelectual'.
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