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Ariadna G. dice que ya no habrá boda y que reclamará al Estado por su retraso

Ariadna G. Ibáñez, palentina de 34 años, no se alegró ante la resolución que le autorizaba a casarse, aunque esperaba ese permiso desde hace más de un año. Por el contrario, asegura que ya no habrá boda y que presentará 'un recurso contra el Estado español' por los perjuicios que le ha ocasionado la demora en resolver su petición.

Aunque la resolución signifique un avance en el reconocimiento de los derechos de los transexuales, en el caso particular de Ariadna, los tiempos de la Justicia esta vez jugaron en contra suya. La relación con su pareja se resintió en ese período en el que sostiene: 'Lo pasé realmente mal, esperando que me reconocieran un derecho que nunca terminaba de llegar'.

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Justicia autoriza por primera vez el matrimonio de una transexual

A pesar de la tristeza que hoy dice tener, Ariadna es consciente que su transformación sexual, operada hace tres años, ha mejorado su vida.

La primera transexual que obtiene la autorización de Justicia para contraer matrimonio siente que es más afortunada que muchas otras personas que comparten su condición, que hasta ahora sólo encontraron negativas frente a su deseo de casarse.

Ariadna ya trabajaba como funcionaria de Prisiones cuando comenzó a sentir que quería dejar de ser hombre y adecuar su cuerpo al de una mujer, la identidad sexual con la que realmente se sentía cómoda. Contrariamente a lo que muchos hubieran apostado, la transformación de Ariadna no generó rechazo entre sus compañeros de trabajo. Por el contrario, sus colegas le brindaron su apoyo y en ningún momento la discriminaron. El primer paso de Ariadna fue cambiar su nombre y su sexo en su documentación. Con su nueva identidad no tuvo problemas en conseguir que sus superiores la destinaran a una prisión de mujeres.

Para entonces, ya había conocido a su pareja, a la que siempre preservó de la exposición pública. Junto a él tomó la decisión de pedir su traslado a Melilla, ya que en ese destino cobraría un plus que destinaría a financiar la operación para cambiar definitivamente su sexo. Ariadna logró juntar el dinero y se operó en Barcelona.Un juzgado de Madrid reconoció su cambio de sexo. Pero aunque su cuerpo y su documento ya eran el de una mujer, su lucha continuó, porque le impedía la boda. Ahora que puede, ya es demasiado tarde.

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