Amnistía Internacional denuncia el maltrato y la tortura contra las mujeres
Las torturas y los malos tratos a las mujeres son una práctica cotidiana en todo el mundo, asegura Amnistía Internacional. En su informe Cuerpos rotos, mentes destrozadas, difundido ayer, la organización afirma que 'la violencia contra la mujer tiene sus raíces en la discriminación y, a su vez, la refuerza'. Denuncia la frecuente inactividad de los Estados para impedir esas situaciones denigrantes.
La entidad, que vela por el cumplimiento de los derechos humanos, asegura que la tortura contra la mujer 'tiene sus raíces en una cultura global que niega a la mujer los mismos derechos que al hombre y que legitima la apropiación violenta del cuerpo de la mujer para satisfacer deseos individuales o para alcanzar fines políticos'. Esas prácticas pueden provenir de funcionarios estatales o también de ciudadanos particulares. 'En muchos países, los actos de violencia sexual cometidos por agentes del Estado son un método de tortura o de trato inhumano que se aplica habitualmente a las mujeres', añade.
Amnistía Internacional señala que el hogar es, en muchos casos, 'un lugar de terror'. 'La violencia doméstica es un fenómeno auténticamente global. Aunque las cifras varían en función de los países, el sufrimiento y sus causas son parecidos en todo el mundo', establece. El informe cita la estadística del Banco Mundial según la cual al menos dos de cada 10 mujeres del mundo han sufrido malos tratos físicos o agresiones sexuales. Añade que, a tenor de los datos oficiales de Estados Unidos, cada 15 segundos, una mujer padece malos tratos. En India, más del 40% de las casadas dice haber sufrido golpes o abusos sexuales por parte de sus esposos. También cita en ese país las agresiones relacionadas con la dote. Incluyen golpes, quemaduras o incluso la muerte: 6.929 fallecimientos femeninos tuvieron esa causa en 1998.
El informe incluye los malos tratos de que son víctimas las empleadas domésticas (a menudo inmigrantes) en diversos países, desde Arabia Saudí hasta el Reino Unido. Denuncia igualmente la existencia de matrimonios forzados, incluso de niñas, en los que son frecuentes las agresiones y cita los actos violentos en nombre del 'honor'.
La tortura y los malos tratos también menudean entre las mujeres víctimas de trata. Esa actividad es 'la tercera fuente de ingresos de la delincuencia organizada internacional, después del tráfico de drogas y de armas'. Según la ONU, cada año, cuatro millones de personas son víctimas de las redes de trata de personas.
'Quienes defienden la violencia contra la mujer, incluidos algunos Gobiernos, han alegado en ocasiones que hay que respetar las costumbres y tradiciones que desembocan en abusos contra la mujer', constata Amnistía Internacional. A ellos les recuerda que los derechos humanos deben primar sobre la tradición.
El informe también carga contra las actitudes incorrectas de los agentes del orden: 'A menudo, la policía comparte las actitudes de quienes cometen actos de violencia contra la mujer y los protege, ya sea de forma consciente o inconsciente'. Sobre los jueces señala: 'Los prejuicios contra la mujer entre los responsables de administrar justicia se ven agravados por los problemas que existen dentro del marco jurídico en aspectos como la tipificación de los delitos de violación y agresión sexual'.
El informe dedica un apartado a la situación femenina en la guerra. 'La tortura que infligen los soldados a las mujeres derrotadas es una larga historia de sometimiento, terror y venganza', afirma. Entre otros ejemplos, cita la situación de Argelia, donde se ha secuestrado y torturado 'a cientos de mujeres' desde 1993. 'La violencia contra la mujer no es un accidente de guerra: es un arma de guerra', establece.
Amnistía Internacional pide a todos los Gobiernos que adopten las medidas necesarias para erradicar la violencia contra las mujeres. En caso contrario tendrán un papel cómplice. Les recuerda que para alcanzar ese fin deben favorecer la igualdad.
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