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Reportaje:

Comprar naturaleza

Crece el interés de instituciones y entidades privadas por adquirir parajes naturales para protegerlos

La mejor defensa de la naturaleza pasa por un buen ataque al mercado de las fincas rústicas. La adquisición de parajes naturales por parte de entidades públicas y privadas para su protección se ha convertido en un fenómeno al alza en los últimos años. Certifican el creciente interés por la compra de naturaleza las negociaciones que está llevando a cabo estos días el Ministerio de Medio Ambiente para la compra de la urbanización que el Club Mediterranée posee en pleno parque natural del Cap de Creus (Alt Empordà), así como la puesta a la venta de la antigua base americana Loran, y de Punta Milà, dos terrenos que el Ministerio de Defensa posee en zonas costeras del Baix Empordà.

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Por otra parte, la Fundación Territorio y Paisaje de la Caixa de Catalunya, la única fundación de España dedicada a la compra de terrenos para su protección, planea incrementar su inversión en los próximos años.

En los últimos tres años la Generalitat ha invertido unos 1.300 millones en la compra de zonas de interés natural, en su mayor parte dentro de parques naturales, según datos facilitados por del Departamento de Medio Ambiente. Estos terrenos suman 556 hectáreas. Medio Ambiente advierte de que en estas cifras no se incluye la polémica compra, en enero de 2000, de unas 29 hectáreas de la playa y el paraje de Castell, en Palamós (Baix Empordà), por las que la Generalitat acabará pagando 2.400 millones, a razón de 10 millones al mes durante 20 años. Esta cantidad desorbitada ha sido objeto de duras críticas. La Comisión de Urbanismo ha declarado recientemente no urbanizable el terreno, una decisión previsible en el momento de su compra y que habría permitido a la Generalitat ahorrarse gran parte de estos millones si hubiera sabido esperar la resolución del contencioso abierto entre promotores y ecologistas. La intención de la Administración autonómica es la de continuar adquiriendo fincas, siempre y cuando su valor ecológico lo justifique.

Al margen de las instituciones, la Fundación Territorio y Paisaje constituye un caso único en España. Nació hace unos dos años siguiendo el modelo de las entidades conservacionistas inglesas. Hasta el momento, ya se ha hecho propietaria de 6.717 hectáreas, por las que ha pagado unos 550 millones de pesetas. Otros 100 millones se han invertido en la gestión directa de los terrenos.

Jordi Sargatal, director de la fundación, destaca que la entidad ha puesto en marcha otras fórmulas protectoras innovadoras, como la compra de los derechos de tala de bosques de gran valor ecológico o la adquisición del derecho de caza de los conejos, que constituyen el alimento básico del acorralado lince ibérico. El territorio más importante adquirido por la fundación es la Reserva de la montaña de Alinyà, en Fígols y Alinyà (Alt Urgell), unas 5.350 hectáreas que constituyen la finca privada más grande de Cataluña.

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Se trata de una zona de una enorme riqueza natural que va de los 500 hasta los 2.400 metros de altitud. Junto a estas grandes fincas, la entidad no desdeña reductos de cuatro o cinco hectáreas si tienen suficiente valor ecológico. Los 500 millones anuales previstos por la fundación para la compra de terrenos podrían duplicarse en pocos años.

Sargatal asegura que su entidad no ha pagado nunca más de un millón de pesetas por hectárea, y que trata con el mismo rasero cualquier oferta de terrenos que recibe. 'De lo contrario se favorece la especulación', advierte. El director de Territori i Paisatge valora muy positivamente el actual incremento de las compras institucionales de parajes naturales pero, aludiendo a la compra de Castell, advierte de que éstas deben hacerse a precios razonables. La antigua base militar americana Loran, en L'Estartit, y Punta Milà, en el macizo del Montgrí, aparecen como dos de las más probables adquisiciones institucionales. Defensa reclama 135 millones por la base abandonada, aunque con algunos edificios aprovechables, y 37 millones por las 22 hectáreas de Punta Milà, con unas instalaciones muy degradadas. El Ayuntamiento de Torroella de Montgrí, con derecho preferente de compra, ya ha pedido ayuda a la Generalitat para financiar estas compras.

Instalaciones del Club Mediterranée en el Cap de Creus.
Instalaciones del Club Mediterranée en el Cap de Creus.PERE DURAN

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