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Peligro en el parque natural

Isabel Ferrer

Con 74 focos confirmados en el Reino Unido, y con el ministerio de Agricultura admitiendo ya que la fiebre aftosa puede empezar a considerarse epidemia, la atención se centró ayer en las casi 50.000 reses y ovejas que pastan en el parque natural de Dartmoor, abierto en Devon, al suroeste de Inglaterra.

La zona es una de las mayores reservas naturales y ganaderas y los animales pastan en libertad y están en contacto con ponis salvajes, ciervos y tejones. De hallarse también aquí la enfermedad, el Gobierno se enfrentaría a una matanza que ni el más audaz de los expertos en infecciones animales se atreve a contemplar.

'Es la pesadilla que todos deseamos evitar, pero ha habido casos de fiebre en sendas granjas situada en el límite de Dartmoor (una de ellas propiedad del príncipe de Gales) y varias ovejas se han mezclado con las de fincas vecinas, así que las perspectivas son sombrías', reconoce la Unión de Granjeros. Por su parte, los veterinarios oficiales calculan que será necesario sacrificar a unos 60.000 animales en todo el territorio nacional, y nadie quiere añadir a dicha cifra otra similar en un solo parque.

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Anoche, los expertos aseguraban que los ponis salvajes de Dartmoor se salvarían porque son únicos, pero los equinos pueden transmitir la fiebre, si bien no la padecen. 'Lo importante es frenar la infección y devolver cierto margen de maniobra a la industria cárnica', han señalado portavoces de Agricultura.

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