Un rosario de enfrentamientos entre sindicato y empresa
Los enfrentamientos entre Iberia y el SEPLA se han recrudecido durante la última década, aunque han sido una constante. Las dos últimas huelgas (marzo de 1998 y abril de 1999) se convocaron coincidiendo con la Semana Santa, una de las fechas clave del transporte aéreo.
El mes de diciembre de 1994 y el mes de enero de 1995 fueron muy conflictivos en Iberia. El SEPLA convocó huelga para protestar por el Plan de Viabilidad que diseñó la compañía y cuyo objetivo era conseguir que la Unión Europea autorizase el aumento de capital solicitado por la empresa española por valor de 120.000 millones de pesetas. Posteriormente, la Comisión Europea autorizó una ampliación por 107.000 millones que salvó a Iberia de la quiebra.
En noviembre de 1995 se produjo otra huelga por parte del SEPLA por algunos flecos del anterior plan. Este conflicto se salvó tras duros enfrentamientos entre las partes, apelando al nombramiento de mediadores externos. Los pilotos ampliaron sus horas de vuelo con compensaciones por parte de la empresa.
En marzo de 1998, el detonante del conflicto que también derivó en huelga fue el acuerdo con Air Europa para el alquiler de aviones y compartir equipos humanos.
El mayor conflicto hasta ahora se produjo en la primavera de 1999 con motivo de la unión con Aviaco. Esta huelga tuvo una gran repercusión en el servicio al coincidir con la guerra de Kosovo, con el caos en el espacio aéreo europeo por la huelga de celo de los controladores y con las obras en el aeropuerto de Barajas. Este conflicto se salvó con la firma de un convenio para los pilotos que cubría los años 1998, 1999 y 2000. El nuevo convenio e incumplimientos del vigente son los argumentos del SEPLA para volver a echar un pulso a la compañía ante su anunciada salida a cotizar.
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