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El 40% de los ríos vascos presenta todavía un alto índice de contaminación

El Ejecutivo autónomo destina más de cien millones de pesetas anuales al desarrollo y mantenimiento de las dos redes con las que cuenta para vigilar y controlar la calidad de las aguas fluviales y litorales de Euskadi. El último diagnóstico del estado de dichas aguas -correspondiente a la campaña de 1999 y dado a conocer ayer por el consejero de Ordenación del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente, Patxi Ormazabal- ha sido obtenido a través de las 82 estaciones de muestreo que controlan 23 cuencas fluviales y las 45 estaciones que se distribuyen por los estuarios de los ríos y las zonas costeras.

Tras subrayar que la mayoría de los ríos vascos no presenta la misma situación medioambiental a lo largo de todo su curso, Ormazabal explicó que las cabeceras de los ríos mantienen 'buen o muy buen estado ecológico', pero que los tramos medios y bajos, donde la influencia de la actividad humana es más marcada, registran peores resultados.

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Además, en los períodos en los que el caudal de los ríos se ve reducido, la calidad global del medio disminuye. 'Con menos agua, se plantean mayores problemas de autodepuración y se reduce la capacidad de adaptación de las especies habitantes en estos ecosistemas', indicó el titular de Medio Ambiente del Gobierno vasco.

En cualquier caso, y teniendo en cuenta el estado medio de las cuencas fluviales vascas, Ormazabal destacó que el 30% de las estaciones de muestreo indica que la salud de los ríos en estos puntos es 'buena', lo que supone un ligero aumento respecto a la campaña anterior. Cerca de otro 30% de las estaciones presenta un nivel 'medio' de contaminación, mientras que poco más del 40 por ciento restante arroja un estado de contaminación que se puede equiparar a la campaña previa.

Puntos negros

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Los puntos negros por sus altos índices de contaminación se sitúan en algunos tramos de los ríos Deba y Urola, en Guipúzcoa; el Nervión, el Ibaizabal y el Gobelas, en Vizcaya; y el Zadorra, en la zona previa al pantano, en Alava.

Por el contrario, las aguas fluviales de mejor calidad se encuentran en algunos puntos de los ríos vizcaínos Butrón, Oka, Lea e Ibaizabal y en algunos tramos de los ríos alaveses Bayas, Ega y Zadorra, este último en la mayoría de sus puntos, salvo el previo al pantano.

En cuanto al litoral vasco, el estuario del Nervión está 'fuertemente' contaminado, si bien en los últimos años ha experimentado 'avances', según señaló Ormazabal. Por su parte, las desembocaduras de Oiartzun, Artibai, Bidasoa, Deba y Urumea presentan contaminación 'media', y las de Oka, Urola, Oria, Barbadún, Butrón y Lea contaminación 'ligera'.

Las zonas más contaminadas en el litoral se suelen situar en los tramos medios y, sobre todo, interiores de los estuarios. El consejero puso como ejemplo las desembocaduras del Nervión, Oiartzun, Oka y Bidasoa, que tienen niveles 'altos' de contaminación en la zona interior, pero 'ligeros' o 'casi nulos' en las zonas litorales. Sin embargo, según especificó, también aparecen casos de contaminación media en áreas litorales, especialmente cuando se producen vertidos de aguas residuales a través de colectores, como ocurre con el Urumea en Mompás.

Ormazabal concluyó que 'la calidad de las aguas tanto fluviales como litorales' de la Comunidad Autónoma vasca 'aumenta paulatinamente año tras año', aunque, según reconoció, 'todavía es necesario avanzar mucho para alcanzar el objetivo de disponer de un buen estado ecológico de las aguas, tal y como establece la Directiva europea'.

En este sentido, hizo hincapié en que serán de 'crucial importancia' todas las medidas que se adopten para el saneamiento de las aguas residuales en los diferentes núcleos de población, así como las tareas de conservación y recuperación de las riberas de los ríos.

El consejero recordó que el Ejecutivo autónomo tiene previsto destinar unos 50.000 millones de pesetas a proyectos de saneamiento durante los próximos diez años. A la citada cantidad habría que sumar las inversiones de los gobiernos central y forales y de las mancomunidades que gestionan el agua. Ormazabal resaltó la importancia que tendrá la construcción de depuradoras como las de Loiola o Urdaibai.

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