Gestión de residuos por 3.620 millones
Hidronor Ambiente incinera y valoriza PCB, una sustancia química altamente contaminante
El PCB (policlorobifenilo) es una sustancia química formada por dos ciclos de bencénico y dos o más átomos de cloro, con una consistencia que varía desde la de un aceite ligero hasta la viscosidad de las ceras. Hasta aquí, la explicación química. Fue descubierto hace un siglo y las grandes firmas químicas de EE UU, Francia, Italia y Alemania comenzaron a fabricar PCB en 1930. Por su carácter ininflamable, los fabricantes de transformadores aconsejaban su uso en edificios públicos, salas de cine, almacenes, hospitales e incluso las aseguradoras primaban su instalación porque reducía el coste de los seguros contra incendios. Los nombres con los que se ha comercializado son Pyralene, Aroclhlor y Askarel, entre otros.
En la década de los años 60, se descubrió que es muy poco biodegradable y que se acumula mucho en el ambiente. Así, se detectaron concentraciones en los estuarios de los ríos Hudson y Sena. También llega el policlorobifenilo hasta las grasas animales y a la cadena alimenticia acuática. Algunos estudios incluso han revelado la aparición de esta sustancia en la leche materna.
Japón ha sido el país que más ha sufrido las consecuencias de este material contaminante que parecía tan bueno para la industria. En 1968, cerca de 1.500 japoneses se intoxicaron por consumir aceite de arroz contaminado con PCB, en un caso que ha pasado a la historia como la intoxicación de Yusho. Con estos antecedentes, a mediados de los años 70 comenzaron a promulgarse leyes para restringir su uso. Finalmente, en octubre de 1985 la entonces Comunidad Económica Europea prohibió su venta y empleo en equipos nuevos.
Aprovechamiento complejo
Pero, ¿qué pasa con la cantidad de equipos eléctricos y otros productos que contenían esta sustancia química? Pues ahí entra el grupo vizcaíno Hidronor, que cuenta con dos sociedades que se encargan de valorizar e incinerar esta sustancia química.
Ekonor, sita en la localidad alavesa de Trespuentes, es una de las siete sociedades de Hidronor Ambiente y la más importante en el área de gestión de residuos. Cuenta con una planta de incineración de PCB.
Además, Hidronor tiene en Córdoba una réplica de Ekonor, otra sociedad, Gemasur en este caso, que se dedica al tratamiento integral de residuos. Gemasur posee un vertedero controlado de residuos inertes e inertizados en Lucena, una unidad móvil de inertización y una planta de descontaminación de equipos eléctricos con policlorobifenilo.
Como muestra el gráfico, la valorización y el aprovechamiento de estos equipos eléctricos es complicada. Una vez descargados y etiquetados en la planta de Hidronor en Córdoba, los equipos eléctricos son vaciados mediante equipos de aspiración especialmente diseñados para esta labor. El desmontaje de los equipos es el siguiente paso, en el que se separan los materiales susceptibles de reciclaje de los que no lo son.
Los aparatos se sumergen en un autoclave para limpiarlos con un disolvente en un proceso completamente automatizado que reduce la concentración de policlorobifenilo hasta las 50 ppm (partículas por millón). Para garantizar que no se produzcan emisiones a la atmósfera, todo el proceso se realiza en vacío, con un sistema de extracción con filtro de carbón activo y sin conexión a la red pública de desagüe. El control de calidad garantiza finalmente que el aparato está descontaminado.
Los residuos que no pueden valorizarse, como el PCB líquido, se envían a un centro especializado donde se destruyen térmicamente, mientras los metales férricos y no férricos, una vez descontaminados, son reciclados.
Aerosoles, aceites, taladrinas, residuos líquidos, inertizados y fangos son otros residuos que gestiona Hidronor, que el año pasado facturó 3.620 millones y emplea a 150 personas. El grupo está inmerso en un plan de inversiones de 10 millones de euros anuales para seguir creciendo.
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