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Reportaje:

Semana de pasión en Interior

El consejero Balza y el sindicato Erne cierran en falso su mayor enfrentamiento en esta legislatura

La semana que hoy termina pasará a la historia de esta legislatura, que tiene ya casi fecha de caducidad, como la de los siete días en que el consejero de Interior, Javier Balza, y el sindicato mayoritario de la Ertzaintza, Erne, mantuvieron su mayor encontronazo público de los últimos años. Ambos sacaron a relucir el mejor arsenal de vocabulario crítico, de argumentos gruesos y de palabras altisonantes para tratar de desprestigiar al contrario y marcharse, después, a sus respectivos cuarteles generales para esperar el próximo toque de corneta que anuncie de nuevo el zafarrancho de combate.

La polémica, primero convertida en una sucesión de críticas en ambas direcciones en formato espistolar, después en declaraciones públicas y, finalmente, trasladada al Parlamento de la mano de los grupos de la oposición, se ha cerrado en falso. Sin vencedores, ni vencidos. Pero, probablemente, con una sensación agridulce para los contendientes, aunque ninguno lo quiera admitir.

Balza recuerda que la legislatura 'ha estado granada de acuerdos sobre todo con Erne'

El consejero de Interior utilizó la plataforma pública que siempre es la Comisión de Instituciones e Interior para contar su historia: un guión más cercano a una película de amor, con sus más y sus menos eso sí, que a la historia de la enésima batalla de lo que algún parlamentario de la oposición ha calificado de 'tormentosas relaciones' con los sindicatos de la policía.

Puntualizar

Y aquí empiezan ya los desacuerdos. Balza, arropado por las palabras previas de apoyo del portavoz del Ejecutivo vasco, Josu Jon Imaz, salió con ganas a puntualizar en la comisión las palabras de los portavoces de los partidos socialista y popular. El consejero recordó que esta legislatura 'ha estado granada de acuerdos sobre todo con Erne'. Y refrescó la memoria de sus señorías constitucionalistas al recordar que con Erne se había producido un 'hito único en la Ertzaintza': la firma de un convenio para tres años 'en plena vigencia y cumpliéndose a rajatabla'. Se firmó en diciembre de hace dos años, exclusivamente con el sindicato mayoritario, mientras ELA y Comisiones Obreras aprovechaban el pacto para criticar a la central independiente por lo que consideraban una 'cesión' sin precedentes. Para entonces, Erne había sellado también un pacto sobre euskaldunización y normalización lingüística en la policía vasca. Otro de los 'logros', según el consejero, ha sido el pacto para trasladar las 35 horas a la Ertzaintza y los incentivos crematísticos para 'reducir el absentismo laboral', ambos recogidos en el convenio.

En ese segundo aspecto, el actual director de Recursos Humanos, Juan María Barasorda, se siente especialmente orgulloso 'de las miles de horas que hemos conseguido restar', según confiesa haberle escuchado de su boca uno de los dirigentes de Erne que ha estado en casi todas las reuniones -'más de 15' según Balza- para pactar la Relación de Puestos de Trabajo. Pero la RPT se ha aprobado sin el plácet sindical. Es cierto que el panorama que encontró Balza al tomar las riendas de una empresa pública como la Ertzaintza, que ya cuenta con 7.500 agentes, era desolador. Erne no acudía a las reuniones del Consejo de Policía, tras la etapa de enfrentamiento anterior con el actual senador peneuvista y entonces viceconsejero de Seguridad, José Manuel Martiarena.

Aunque los sindicatos mantienen algunas críticas a la forma en la que se ha producido el plan de escoltas para las personas amenazadas en Euskadi -Erne recuerda que para que el departamento adoptara algunas de las propuestas sobre este asunto planteadas por las centrales al anterior equipo de Interior, 'tuvo que esperar a tener un muerto entre sus filas como nuestro compañero Jorge Díez', asesinado en el atentado contra Fernando Buesa-, Balza incorporó parte de las sugerencias sindicales.

Por todo ello, el consejero cree que la actual polémica con Erne sólo se explica por la proximidad de los comicios. Y recordó que si se ha firmado ese convenio y sigue en vigor, 'no puede haber un conflicto colectivo si no hay una denuncia previa de lo firmado'. Es decir, que la actual polémica esconde un componente 'político y no sindical'. Sin embargo, Erne lo ve de otra manera.

Varias semanas antes, recuerdan sus dirigentes, ya se había producido una primera concentración en la comisaría de la Ertzaintza en Deusto en la que, aparte de calificar al consejero de 'incompetente', una treintena de delegados de la central desplegaron una pancarta con lemas como el de la segunda actividad (pase a la reserva de los agentes), el concurso de traslados y otro tipo de exigencias que tenían más que 'ver con el desarrollo de la ley de Policía y con las condiciones en las que desarrollamos nuestro trabajo, que con ningun tipo de enfrentamiento político como gusta decir el consejero', según el secretario general de Erne, Iñaki Castro. No hay duda de que sonará de nuevo la polémica.

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