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La UE asume como realidad el proyecto de Bush

La Europa de los Quince va asumiendo como una realidad indefectible que EE UU llevará adelante el programa de defensa antimisiles (NMD), que tanta irritación despierta en Rusia y en China. El jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, ha adelantado la intención que reiterará el secretario de Estado, Colin Powell, cuando se reúna con los aliados occidentales el próximo día 27 en Bruselas.

Washington tiene ya tomada la decisión política de desarrollar el costoso proyecto del escudo antimisiles para protegerse de ataques de los Estados que califica de 'irresponsables' (Irán, Irak, Corea del Norte y Libia), que el ex presidente Bill Clinton optó por aparcar el pasado verano después de que las primeras pruebas resultaran un fiasco.

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El secretario general de la OTAN, el británico George Robertson, declaró hace dos semanas, tras participar en Múnich en un seminario internacional con Rumsfeld, que consideraba bastante serio el compromiso del nuevo inquilino de la Casa Blanca, George W. Bush, de desarrollar el sistema. EE UU ofrece ahora a los europeos colaborar en la iniciativa.

Entre los países aliados, Francia y Alemania son quienes más críticas lanzan al NMD por el peligro que supone en la carrera de armamentos y la violación del tratado ABM. A la Administración de Bush no le preocupa demasiado finiquitar el acuerdo sobre misiles antibalísticos que Richard Nixon y Leonid Breznev firmaron en 1972 y concentra ahora la atención en la reducción unilateral de sus cabezas nucleares.

Blair respalda el plan

El primer ministro británico, Tony Blair, tiene ya tomada la decisión de respaldar el plan, aseguraba ayer sin desvelar fuentes el Daily Mail. Blair, que será la próxima semana el primer líder europeo que se entreviste con Bush, va a autorizar, según el diario conservador británico, el despliegue de misiles estadounidenses en el Reino Unido permitiendo la instalación de de una estación de observación de radar en Flyngdales, al norte de Inglaterra.

Fuentes diplomáticas europeas confiesan que la UE poco puede decir ante la voluntad de EE UU de desarrollar el NMD ante el gran retraso tecnológico y el desequilibrio presupuestario frente a los estadounidenses. Lo importante, subrayan, es saber cómo se pone en marcha y de qué modo pueden colaborar los europeos.

Otras fuentes avisan con tonos dramáticos de que el NMD puede provocar una corriente nacionalista en Rusia pese a la penuria económica, y más aún cuando Washington anuncia que le rebaja la categoría de potencia y la equipara a la de la UE, Japón o China. La UE considera vital para la estabilidad del continente mantener una relación más estrecha y transparente con los rusos.

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