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Reportaje:ARCO 2001

¿De qué viven los artistas?

La enseñanza o el sueldo por exposición se suman a los ingresos por ventas

'En el arte actual, especialmente en el interactivo, se está produciendo un cambio del modelo económico desde el tradicional que prima el fetichismo del objeto para el coleccionismo a un modelo similar al de las artes escénicas, en donde al artista se le paga por representación, como a un director de escena, y diversas instituciones coproducen la pieza que después se exhibe en una pequeña gira', explica Rafael Lozano-Hemmer, artista electrónico que presenta algunos de sus trabajos en Arco. La feria no es seguramente el mejor lugar para comprobarlo. Su carácter comercial hace que en la oferta, por abrumadora mayoría, predominen las pinturas, fotografías y esculturas generalmente de pequeño o mediano formato. Sólo en el apartado de los Project Rooms y en un pequeño porcentaje de galerías puede verse propuestas más inmateriales así como instalaciones o proyecciones audiovisuales. Son cosas difíciles de vender que, al exhibirse, suelen provocar en el espectador una pregunta lógica: ¿Y de qué vive el artista?

'El ideal de todo artista es vivir de la obra, pero esto pocos se lo pueden permitir', afirma Joan Fontcuberta, con obra en en varias galerías. 'Tradicionalmente, de lo que ha vivido la mayoría es de la enseñanza o, en el caso de la fotografía, de los trabajos comerciales en publicidad o moda'. Del primer caso es un ejemplo Fernando Sinaga, que exhibe sus esculturas en la feria en diferentes galerías pero que se gana la vida como profesor de Escultura en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca. 'La enseñanza te permite mantener la independencia de criterio económica y estética y resistir a las presiones del mercado', afirma. 'Es duro combinar las dos facetas, pero el mercado español no me habría permitido subsistir'. Algunos, pocos, lo consiguen, pero suelen ser trabajando con diversas galerías que, sumando, les permiten una cierta estabilidad. En un reciente estudio sectorial, aún no presentado, realizado en el área catalana se destacaba el dato de que más de la mitad de los 200 artistas entrevistados declararon que sus ingresos por actividades artísticas, en 1998, no superaban los dos millones al año.

La relación con las galerías es diferente en casi todos los casos. Algunas, las menos, ofrecen contratos por escrito, pero la mayoría trabaja con acuerdos verbales en los que en general se establece que el artista obtiene la mitad del precio de venta. Son muy pocas las galerías que mantienen el sueldo mensual, un adelanto que se liquida a final de año en función de las ventas, si bien este sistema empieza a instaurarse, a partir de otro concepto distinto, en instituciones.

Algunos museos pagan a los artistas por el trabajo realizado independientemente de que corran con los gastos de producción de la exposición. 'Cualquier exposición exige un tiempo y un trabajo del artista que, en el caso de las individuales retrospectivas, puede convertirse en dedicación exclusiva durante un año, lo que les impide el trabajo de creación o limita que puedan aceptar otras ofertas', afirma Nuria Enguita, responsable de exposiciones de la Fundación Tàpies. 'Entre la institución y el artista se establece un intercambio de servicios que tienen que ser remunerados. El argumento de que se les está ofreciendo una exposición y un catálogo de promoción no sirve. Los autores de catálogos, los comisarios y todos los que trabajan para organizar la exposición cobran, ¿por qué no el artista?, cuya obra es, además, la que genera toda esta actividad'.

Otros modos de generar ingresos relacionados directa o indirectamente con el arte son las conferencias y talleres, el montaje físico de exposiciones para galerías o museos, el comisariado o la crítica. En el caso de los artistas electrónicos y videoartistas se cobra por pase. Las cantidades son pequeñas, pero sagradas, porque aseguran el respeto por la autoría y el control sobre el modo de exhibición.

Obras en el pabellón de la feria de la galería italiana LipanjePutin artecontemporánea.
Obras en el pabellón de la feria de la galería italiana LipanjePutin artecontemporánea.

Derechos de autor

El todopoderoso Bill Gates ha olido el negocio. Su empresa Corbis Corporation se dedica a la compra de derechos de reproducción de creaciones visuales. Tiene 65.000 imágenes, de las que 2,1 millones están en la red (www.corbis.com). Entre ellas figuran las del Ermitage de San Petesburgo y las de la agencia Sygma. Es un negocio de futuro en el que empresas e instituciones intentan dejar de lado a los artistas. Es lo que combaten las entidades de gestión como la española VEGAP (www.vegap.es), que en 1999 recaudó 632 millones en concepto de derechos de reproducción, distribución, comunicación pública y participación. 'Somos la entidad más pequeña, pero en esta década hemos multiplicado por diez los ingresos', afirma Javier Gutiérrez Vicén, director de VEGAP. La entidad tiene firmados convenios con unas 70 entidades e instituciones. También se cobra a las empresas de fotocopiadoras en concepto de copia pública, que los artistas perciben en función de un baremo establecido a partir de los derechos de reproducción. Así, por ejemplo, 437 de los asociados cobraron en 1999 unas 20.000 pesetas por este concepto y seis recibieron 231.000 pesetas.

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