Rusia pide a EE UU un 'diálogo tranquilo' sobre el escudo antimisiles
Ivanov echaba así agua al fuego avivado por el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, que el miércoles aseguró que Rusia 'es parte del problema' como 'activo proliferador' de la tecnología de misiles a países como Corea del Norte e Irán que amenazan a EE UU.
Días antes, George Tenet, director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), había señalado ya a Rusia entre las amenazas globales para su país. También el miércoles, el ministro ruso de Defensa, Ígor Serguéyev, habló del NMD -siglas en inglés del proyecto norteamericano que responden a Defensa Nacional de Misiles- como 'una amenaza para el mundo entero'. Eso, añadió, forzaría a responder con 'tres poderosos programas' que arrancan de tiempos soviéticos, cuando Ronald Reagan quiso poner en marcha una guerra de las galaxias mucho más ambiciosa que la actual. La postura oficial de Rusia consiste en rechazar el NMD porque eso obligaría a revisar el tratado ABM antimisiles balísticos, al que se considera piedra angular de todo el proceso de desarme y que se basa en que los dos gigantes atómicos no se atacarán porque saben que la respuesta sería mortal. En otras palabras: la Destrucción Mutua Asegurada, el equilibrio del terror.
Rumsfeld, en una entrevista concedida a la cadena de televisión PBS, dijo que está fuera de lugar que el mismo país culpable de una peligrosa proliferación de misiles se rasgue las vestiduras porque EE UU quiera defenderse de las consecuencias que eso pueda acarrear. Reiteró, además, que Rusia no tiene nada que temer del escudo espacial, capaz tan sólo de hacer frente a 'un puñado de misiles', pero no al masivo arsenal atómico de su viejo rival de la guerra fría.
En el otro bando, el vicejefe del Estado Mayor, general Valeri Manílov, aseguró ayer que Rusia 'no ha violado, no viola y no violará sus obligaciones en el campo de la no proliferación' armamentística y que Rumsfeld deberá cargar sobre su conciencia el peso de unas declaraciones 'llenas de prejuicios y sin base'.
Por su parte, el también general Leonid Ivashov recuperó el papel de 'látigo' antioccidental que desempeñó durante la crisis de Kosovo, y señaló que Washington se está quedando aislado en este asunto porque 'ni siquiera sus aliados creen en los cuentos de hadas sobre las amenazas de otros estados'.
Javier Solana, representante de Política Exterior y de Seguridad de la UE, uno de los miembros de la troika (junto a la ministra sueca de Defensa, Anna Lindh, y el comisario de Exteriores, Chris Patten), abogó por que la eventual revisión del tratado ABM se haga por consenso. Con un objetivo muy claro: que el resultado 'sea un mundo más seguro, con menos armas nucleares y con más control sobre éstas'.
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