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Reportaje:

El último día juntas

Cincuenta médicos del hospital La Paz de Madrid intentarán separar hoy a dos siamesas marroquíes

Fátima y Amina Agunín, dos siamesas de poco menos de dos años, podrán, si todo sale bien, dormir por primera vez en cunas separadas a partir de hoy. Un equipo multidisciplinar de unos 50 profesionales sanitarios, coordinados por el jefe de Cirugía Pediátrica del hospital madrileño La Paz, Juan Antonio Tovar, intentará separar a las hermanas, que están unidas por las vértebras lumbares y comparten la pelvis, el aparato genitourinario y sólo tienen dos riñones y dos piernas.

Las pequeñas llegaron a Madrid el 19 de octubre pasado desde el hospital infantil Ibn Sina de Rabat. El director del centro marroquí, Mohamed Benhamú, explicó entonces que, aunque la operación era 'muy complicada técnicamente', las pequeñas Fátima y Amina tenían 'buenas posibilidades de sobrevivir', ya que no comparten 'ningún órgano vital' y tienen 'autonomía cardiorrespiratoria'.

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La intervención quirúrgica durará 'todo el día, desde primera hora de la mañana', según explicó el doctor Tovar, quien no quiso pronunciarse sobre los riesgos ni las posibilidades de la operación hasta que ésta hubiera terminado.

No va a ser la primera vez que las pequeñas pasan por el quirófano en España. El equipo médico de La Paz las ha sometido a una primera intervención en la que se separó la sección de médula espinal de cada una que se albergaba en la parte de la columna vertebral que compartían. Además se les han colocado extensores subcutáneos para estirarles la piel que van a necesitar para cubrir la parte de sus cuerpos que va a quedar expuesta después de la intervención.

La separación previa de los sistemas nerviosos de las niñas es clave para el éxito de su recuperación, ya que permitirá que cada una controle la movilidad de la pierna que le va a quedar. También tendrán que vivir con sólo un riñón. Los médicos todavía no han decidido cómo van a repartir el aparato urinario y el genital entre las dos hermanas, y reconstruirán lo que les falte sobre la marcha.

El coste de la operación se estima en unos 10 millones de pesetas. El hospital de Rabat se hará cargo de la rehabilitación de las pequeñas. Si todo va bien, se espera que, cuando cumplan cuatro años, las niñas puedan realizar una vida casi normal.

Por lo menos, la intervención de hoy permite ser optimistas, sobre todo después de los últimos fracasos producidos cuando se han intentado operaciones de esta complejidad. La voluntad de operar del equipo médico es ya de por sí una buena señal. Los mismos profesionales descartaron en junio pasado separar a dos siamesas colombianas, Lorena y Daniela, ante la certeza de que ambas morirían. En aquel caso, las hermanas compartían el corazón, parte del aparato digestivo y el hígado. Además, el único corazón de las niñas tenía malformaciones, por lo que se temía que no soportara la larga intervención quirúrgica, y se optó por dejar que la naturaleza siguiera su curso, aunque éste vaya a ser la muerte a corto plazo de las dos.

La estadística dice que casos como el de Daniela y Lorena son extremadamente raros, pero el año pasado rompió todos los cálculos. Además de las niñas colombianas, fue en 2000 cuando se conoció la situación de las hermanas peruanas Milagros y Marta. Ambas llegaron a Italia en mayo en un viaje sufragado por la asociación Intervida. Compartían el hígado y un único corazón. Las 12 horas previstas de quirófano fueron inútiles. El equipo médico sacrificó a Milagros, pero Marta no consiguió establecer una circulación sanguínea normal y murió en la mesa de operaciones.

Más polémica fue la separación de Jodie y Mary, dos bebés de Malta. Un juez británico tuvo que intervenir y, en contra de la voluntad de los padres, ordenó el sacrificio de Mary, la más débil, para que sobreviviera su hermana. El caso era complicado: los bebés compartían el extremo final de la columna vertebral y sólo tenían un corazón y un sistema pulmonar. La operación duró 15 horas, pero permitió que Jodie saliera con vida, aunque tendrá que volver varias veces al quirófano para recuperar la movilidad y la funcionalidad de la cadera.

Tampoco Fátima y Amina conseguirán alejarse del hospital durante mucho tiempo. Es incluso posible que tengan que quedarse una larga temporada en España. Pero por lo menos podrán ir y venir por su cuenta y, si se pelean como hacen todas las hermanas, separadas.

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