'Por primera vez caminamos con el libro de instrucciones en la mano'
Los dos metros de altura de Francis Collins, director del Proyecto Genoma Humano (que trabaja con fondos públicos), imprimen a las frases que pronuncia un carácter lectivo. Pero Collins habla, sobre todo, con la pasión de quien parece haber descubierto la teoría de la relatividad. Hace bromas de científico que ríen solo quienes las entienden, pero con ellas entrena un sentido de la ironía que le sirve para criticar, sin que se note, a su 'amigo' Craig Venter.
Pregunta. ¿Tienen razón quienes sospechan que su colaboración con Celera es fría y reducida a la mínima expresión?
Respuesta. Cooperamos, y la prueba está en la presentación que hacemos hoy. Desde luego, ellos siguen adelante con su negocio científico en el terreno privado. Craig [Venter] y yo hablamos al menos una vez por semana sobre los avances de nuestras investigaciones. Pero como se trata de una compañía privada no están en una posición que les permita enseñarnos todo lo que hacen, mientras que nosotros, como consorcio público, nos hemos impuesto la obligación de actualizar nuestra información cada 24 horas y facilitarla a todo el mundo.
P. ¿Hay desconfianza en esa colaboración?
R. Yo no lo denominaría 'colaboración' en el sentido estricto de la palabra, porque eso implicaría que existe un intercambio de información en los dos sentidos. Si hablamos de datos científicos, la información sólo fluye en uno de esos sentidos. Pero entendemos sus razones. Su modelo es diferente al nuestro, aunque da igual: lo importante es que se puedan comparar los resultados que obtenemos y que, mire por dónde, parecen bastante similares.
P. Como responsable del proyecto público, ¿cree que el entusiasmo que provoca el genoma humano se corresponde con su importancia real?
R. Yo soy médico. Y estoy entusiasmado con el proyecto porque en último término nos va a permitir un conocimiento que puede ayudarnos a curar enfermedades. Pero debemos tener cuidado y no dejarnos llevar, porque no podemos prometer ni plazos ni alcance. Lo único cierto es que estamos más cerca de ese objetivo de lo que nunca habríamos soñado hace 10 años.P. Y como médico, ¿no teme un exceso de optimismo en personas afectadas por enfermedades que ahora son incurables?
R. Desde luego se debe entender que esto es una promesa de futuro, no un remedio inmediato para hoy. Pero no deja de ser un momento muy importante porque por primera vez tenemos delante de nosotros nuestro propio libro de instrucciones, que va a ser, básicamente, el libro de texto de la carrera de medicina.
P. ¿En qué lugar de la historia científica sitúa la redacción del mapa genético humano?
R. Será la Historia la que decida si lo que conseguimos hoy debe estar en la cumbre de la ciencia, al lado de las pisadas del hombre en la Luna o la teoría de la evolución de Darwin o el descubrimiento de nuestro lugar en el universo, como logró Copérnico.
P. ¿Existe basura genética en el mapa del genoma humano?
R. No lo creo. Usted y yo somos básicamente iguales, pero si en una parte de su secuencia tuviera una T en vez de una C, incluso aunque sea en un lugar que no esté en una de las regiones sustanciales, aumentaría su riesgo de sufrir diabetes porque cambiaría el sentido en el que se expresa un determinado gen.
P. ¿Es el mapa genético el antídoto contra la herencia?
R. Todas las enfermedades tienen una contribución hereditaria. Sabemos que las enfermedades se mueven en las familias, pero hasta ahora no hemos sabido determinar por qué. Ahora tenemos la información básica sobre esos interrogantes. Eso nos permitirá hacer una predicción sobre el riesgo de las personas a padecer una enfermedad. Y lo que es más importante, nos revelará con exactitud cuál es el mecanismo que provoca ese mal en el ser humano.
P. Después de tanto trabajo, ¿cómo se siente?
R. Creo que es imposible que un ser humano no sienta escalofríos al saber que por primera vez en milenios en la historia de la ciencia, caminamos con nuestro libro de instrucciones en la mano. Y que esa secuencia genética esté en Internet, para que cualquiera pueda verla y estudiarla, es un hito histórico.
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