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CRISIS EN ORIENTE PRÓXIMO

Barak da por caducado el plan de paz que ofreció a los palestinos en Taba hace unos días

El comunicado de la jefatura del Gobierno borra y destruye un proceso de diálogo que había colocado a los dos enemigos 'a las puertas de una paz definitiva'.

La importancia y trascendencia de los acuerdos esbozados en la reunión de Taba (entre los que se perfilaba la división de Jerusalén) habían llevado a la diplomacia internacional a asegurar que se trataba de las 'conversaciones más serias e importantes efectuadas desde la firma de los Acuerdos de Oslo en 1993', por lo que trataron sin éxito de que los pactos no se convirtieran en papel mojado y fueran ratificados en una cumbre en un país europeo.

Barak había enviado pocas horas antes una carta al presidente norteamericano, George W. Bush, y al primer ministro sueco, Göran Persson, en la que les adelantaba la intención de retirar la oferta, porque llevaba una fecha limite y porque 'los palestinos han optado por la violencia'.

El gesto inaudito de Barak confirma, en primer lugar, su falta de estrategia política y sus decisiones en zigzag, que son en definitiva las razones profundas de su descalabro electoral en los comicios del pasado martes (perdió cerca de 700.000 votantes con respecto a las elecciones de 1999, cuando en plena euforia pacificadora logró una coalición con 75 escaños), según se aseguraba ayer en círculos políticos.

Además, el anuncio se produce en un momento delicado de la vida del Partido Laborista, que trata de sobrevivir aliándose con la formación ultranacionalista Likud en un Gobierno de unidad nacional. Sharon ha ofrecido a los laboristas dos ministerios a escoger entre las importantes carteras de Hacienda, Defensa y Exteriores, así como un número total de ministros igual a los que vaya a tener el Likud.

El ignominioso gesto de Barak ha sido interpretado en razón de estas negociaciones como el 'precio que el dirigente del Partido Laborista tiene que pagar a Sharon por entrar dentro del Gobierno de unidad nacional'. Un precio que deja en la cuneta al equipo negociador y pone en entredicho la voluntad pacificadora de la izquierda israelí. El ministro de Asuntos Exteriores y responsable de la negociación, Shlomo Ben Ami, se ha cerrado en un hermético silencio.

Optimismo de Peres

'Estamos avanzando muy rápido hacia un Gobierno de unidad nacional', aseguraban ayer portavoces del Likud, a la vista de las últimas decisiones y, sobre todo, ante el resultado de las negociaciones que los dos equipos (conservadores y laboristas) han llevado a cabo en los tres últimos días en un hotel de Jerusalén.

El ministro de Cooperación Regional, Simón Peres, que junto con Barak forma la punta de lanza de la negociación con Sharon, anunciaba ayer pletórico de optimismo que la posibilidad de llegar a un acuerdo con el Likud estaba a 'un cincuenta por ciento', al tiempo que aseguraba que 'los políticos no pueden hacer oídos sordos a los deseos del pueblo que, como el 80% del Partido Laborista, quiere la unión nacional'.

'Es un traidor', respondía la izquierda laica y pacifista de Meretz a las palabras y maniobras de Peres, quien, a sus 77 años, continúa esperando su 'gran oportunidad' y en nombre de la cual es 'capaz de todo'.

Por otra parte, los sectores pacifistas del partido aún en el poder amenazan con una escisión. El ministro de Justicia, Yosi Beilin, uno de los negociadores más honestos, reiteraba ayer su intención de provocar una ruptura interna dentro del laborismo y salir de la formación con no menos de nueve diputados si se culmina el pacto con el Likud.

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