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SEGURIDAD ALIMENTARIA

El Reino Unido exportó a 11 países sangre de enfermos del mal de las 'vacas locas'

Miles de personas pudieron recibir derivados sanguíneos procedentes de tres pacientes

Isabel Ferrer

Según el rotativo The Guardian, que ayer publicaba la noticia, los países importadores de los productos sanguíneos en cuestión son los siguientes: Irlanda, Brasil, Dubai, Turquía, India, Egipto, Brunei, Omán, Marruecos, Singapur y Rusia. Sus compras oscilaban entre las 83.500 dosis de la vacuna de la polio administrada en Irlanda y que incluía albúmina procedente de una víctima británica de las vacas locas que donó sangre en 1996 y 1997, y los 23 viales (frascos) del factor VIII de coagulación para hemofílicos de Rusia.

Entre los demás países, los más afectados fueron Brasil, con 44.864 viales de albúmina, Dubai, adonde llegaron otros 2.400, India con 953 y Turquía, que adquirió 840 viales de inmunoglobulina. El Laboratorio de Productos Biológicos, dependiente de la sanidad pública, ha comunicado ya a las diversas capitales extranjeras la procedencia de la sangre enviada. Sus portavoces aseguran que es imposible saber cuántas personas han podido recibirla.

Los últimos datos aún por confirmar cifran en 94 las víctimas británicas de la variante humana de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB). Trece de los fallecidos hasta la fecha habían sido donantes de sangre, parte de la cual ha sido trasfundida a 23 personas en el Reino Unido. El resto fue aprovechado para toda clase de derivados sanguíneos administrados a numerosos enfermos.

Sólo la pasada semana, el Gobierno confirmó que pensaba advertir a las asociaciones de hemofílicos del país de la utilización de sangre de afectados por la encefalopatía en la manufactura del factor VIII de coagulación. Dicha decisión contrasta con los consejos dados hasta la fecha a los médicos de la red pública para que evitaran informar a los receptores de sangre contaminada con una enfermedad imposible por ahora de tratar y de consecuencias mortales.

'Era una forma de angustiarles inútilmente cuando ignoramos aún si pueden contagiarse de un mal incurable', señalan fuentes sanitarias. Escocia, Gales e Irlanda han tratado de evitar riesgos mayores a base de administrar factores de coagulación sintéticos a todos sus hemofílicos. En Inglaterra suelen recibirlos los menores de 16 años.

El Ministerio de Sanidad británico sí ha aconsejado de forma general efectuar algunas operaciones, entre ellas las de amígdalas y apendicitis, con instrumental desechable. La proteína infecciosa -prión- causante de la encefalopatía espongiforme bovina no es destruida con los procesos habituales de esterilización del material quirúrgico, y algunos centros médicos han pospuesto ya intervenciones para no correr riesgos innecesarios.

El propio Ejecutivo ha destinado una partida de 200 millones de libras (55.000 millones de pesetas) a la compra de nuevos instrumentos. De todos modos, como los hospitales no tienen prohibido de forma oficial el uso continuado de su instrumental para operaciones, algunas fundaciones sanitarias siguen remitiéndolo a países en desarrollo. Uno de los casos conocidos es el de India, que recibió un endoscopio para exploraciones internas de órganos usado antes con un paciente que mostraba síntomas de la encefalopatía. Análisis posteriores demostraron que no la sufría.

A pesar de que no hay pruebas de que la nueva variante del mal de Creutzfeldt-Jakob se contagie por la sangre y sus derivados, su exportación recuerda en cierto modo a la venta de piensos animales británicos a un total de 70 países hasta 1996, y a pesar de que estos productos habían sido prohibidos en el mercado interno del Reino Unido desde 1988.

Una vez cerrado el mercado interno, los envíos británicos llegaron al principio al resto de Europa. Cuando la Unión Europea vetó estas importaciones por considerarlas una fuente de contagio de la EEB, los fabricantes británicos de piensos buscaron otros horizontes: Indonesia, Israel, Japón, Kenia, Líbano, Malta, Arabia Saudita, Singapur, Corea del Sur, Sri Lanka, Taiwan y Tailandia. El anterior Gobierno conservador permitió estas exportaciones porque dejaron al arbitrio de los receptores la decisión de alimentar al ganado con unos piensos que incluían la advertencia de servir sólo para aves y peces.

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