La universidad sobre ruedas
El transporte universitario en el País Vasco, pese a las mejoras efectuadas, dista de ser el ideal
Son pocos los universitarios vascos que saben lo que es ir a su centro de estudio dando un bonito paseo a pie. La gran mayoría debe utilizar un medio de transporte motorizado, bien el autobús urbano, bien el interurbano, bien el metro, el tren o bien, los menos, su vehículo particular. De hecho, una parte significativa del tiempo de estos jóvenes transcurre sobre distintos tipos de ruedas. La distribución de las facultades en las tres provincias, la elevada densidad de población en Vizcaya y Guipúzcoa y las distancias asumibles generan un movimiento constante y masivo de estudiantes, profesores y personal administrativo y de servicios por las carreteras y vías autonómicas. Habida cuenta de que son cerca de 80.000 las personas que conforman la comunidad universitaria vasca, el cómo y en qué condiciones se lleva a cabo su transporte adquiere una notable relevancia.
A este respecto, el funcionamiento en Álava y Guipúzcoa es, en líneas generales, positivo. Así lo asegura Javier Álvarez, que ha ocupado en los dos últimos años el cargo de presidente del Consejo de Estudiantes de la UPV. 'En Álava, por la concentración de población en Vitoria, no hay problemas. En cuanto a Guipúzcoa, no han existido apreciaciones negativas sobre el transporte', explica Álvarez. En similares términos se expresan los vicerrectores de los campus alavés y guipuzcoano, Antonio Rivera y Frantziska Arregi, respectivamente, quienes, aunque definen los servicios como satisfactorios, sí consideran que se podrían realizar mejoras por parte de las instituciones con competencias en transportes.
El caso de Leioa
Distinto es el caso de Vizcaya, que tiene en el campus de Leioa, tal y como advierte el vicerrector del campus vizcaíno de la UPV, Juan Antonio Rivas, la principal fuente de complicaciones. 'El gran problema de la universidad vasca en cuanto a las comunicaciones no lo tiene ni Vitoria, ni San Sebastián ni Bilbao. Es Leioa', asegura Rivas. Condiciones para serlo no le faltan. Ubicado a 15 kilómetros de Bilbao, con unos accesos nada sencillos y con unas comunicaciones deficientes con el núcleo urbano más cercano, el pueblo de Leioa, el campus recibe a 17.000 personas diarias que viajan en 200 autobuses y 3.000 vehículos particulares que se registran cada día.
La afirmación de Rivas se ajusta además con la experiencia vivida por Álvarez. 'Nada más empezar [el mandato] me encontré con cientos y cientos de quejas relacionadas con el transporte al campus', recuerda. Como respuesta, el Consejo de Estudiantes, con la colaboración de alumnos de Sociología, elaboró un estudio con conclusiones poco halagüeñas. 'El suspenso, salvo excepciones, fue general: falta de información, escasez de espacio en horas punta, escasa calidad de los autobuses utilizados, adecuación nula de infraestructuras, inexistencia de un billete único... la lista era extensa', dice.
Dos años después, la realidad del transporte en el mayor campus del País Vasco es menos conflictiva. Tanto la UPV, en su papel de interlocutor, como la Diputación foral de Vizcaya han dado pasos para ello. Esta última llevó a cabo el curso pasado un detallado análisis sobre el transporte universitario en esta provincia, uno de cuyos frutos ha sido la creación de cinco nuevas líneas que prestan sus servicios en las áreas de Gernika, Ermua, Durango, Galdakao, Basauri y Etxebarri.
No obstante, quedan aún por solventar buena parte de las carencias recogidas en el primer informe. 'Aunque más del 90% del territorio está cubierto con líneas hacia la Universidad, siguen existiendo flecos. El billete único para poder utilizar en cualquier medio de transporte público no existe, pero se está estudiando y creo que con el tiempo se llegará a la tarjeta única, válida para urbanos y metro. En general, considero que hemos mejorado, pero también creo que se puede seguir mejorando', asume Rivas.
Más contundente se muestra Javier Alvarez, ya ex presidente de los estudiantes. 'Estamos contentos con la mayor implicación de las instituciones, pero no plenamente satisfechos. Queda mucho por hacer. Es necesaria una mejora en la calidad, en los horarios, en la información... Creo que se debería y se podría hacer un mayor esfuerzo. No podemos olvidar que éste es un problema que afecta al día a día de muchísimos estudiantes', concluye.
A la espera de un remedio llamado tranvía ligero
La indisolubilidad de los términos campus de Leioa y problemas con el transporte terminará cuando el metro de Bilbao tenga un enlace directo con el centro universitario con mayor número de estudiantes del País Vasco. Ésta es la opinión compartida tanto por el vicerrector del campus de Vizcaya de la UPV, Juan Antonio Rivas, como por el que ha sido hasta hace poco más de una semana el presidente del Consejo de Estudiantes, Javier Álvarez. En opinión de ambos, la panacea, o lo que más se acerca a ella, circula sobre raíles y se le conoce como tranvía ligero. El vicerrector de Vizcaya es concluyente. 'La solución definitiva pasa por disponer de este medio de transporte', subraya Rivas. 'Sería muy importante unir el metro y el campus por medio de un tren ligero. Sería mucho más efectivo que el servicio de lanzaderas que se ha utilizado hasta ahora', añade Álvarez. El departamento de Transportes y Obras Públicas del Gobierno vasco ya ha dado los primeros pasos para hacer realidad un proyecto ansiado por una buena parte de las 17.000 personas que cada día acuden a Leioa. Por encargo de la consejería de Transportes y Obras Públicas, la empresa francesa Transdev realiza un estudio para comprobar la viabilidad de establecer una línea que una el campus con la parada de metro de Leioa y la futura estación de Sestao. Juan Antonio Rivas confía en que se dé luz verde cuanto antes a la que ha sido una reclamación constante desde que ocupa el cargo. 'Hace ya siete años que vengo solicitando al Gobierno vasco la instalación del tranvía ligero. Espero y pido que, tras el tranvía que se implantará en Bilbao, se cree una línea que, a mi juicio, permitirá una rentabilidad mayor para el metro y que, en definitiva, sólo traerá consigo ventajas', afirma el vicerrector. Entre ellas se hallaría la descongestión de la zona de aparcamientos del campus, que se ve desbordada por la gran cantidad de alumnos y, sobre todo de profesores, que utiliza su vehículo particular para acercarse cada día a su centro de estudio o de trabajo. 'El estudio elaborado por la Diputación es esclarecedor. El 95% de los 1.190 profesores y el 15% de los 15.000 alumnos del campus, es decir, más de 3.000 personas vienen en coche. Creo que con la conexión directa con el metro y mediante el servicio de autobuses estos porcentajes se reducirían de una manera significativa, lo cual beneficiaría a toda la comunidad universitaria'.
El movimiento asociacionista tiene escaso raigambre entre los universitarios vascos. Es extraño encontrar grupos numerosos de estudiantes que se unan para lograr una determinada meta. El pasotismo es la norma habitual de comportamiento grupal. La excepción a esta regla se halla en las 13 asociaciones de transporte universitario existentes en el País Vasco. Por medio de ellas, muchos de los alumnos que tienen su centro de estudio en otra provincia o cuya residencia se halla muy alejada del campus disponen de un medio de transporte que les permite un traslado con un mejor horario y a un precio ajustado. La agrupación estudiantil de transporte más importante del País Vasco es Altube. Con un presupuesto anual de más de 300 millones de pesetas y con 3.000 socios, Altube cubre las necesidades de los estudiantes alaveses que se trasladan cada día desde Vitoria hacia los centros radicados en Bilbao, Leioa y Oñati. Javier Álvarez, que ha ocupado en los dos últimos años el cargo de presidente del Consejo de Estudiantes de la UPV, resalta el servicio llevado a cabo por estas asociaciones, labor alabada también por los vicerrectores de los tres campus de la universidad pública. 'Han conseguido que el transporte universitario mejore', señalan. No obstante, Álvarez se muestra crítico con las decisiones de alguno de estos grupos. 'Hasta nosotros han llegado quejas de que algunas asociaciones han anulado líneas a primera hora guiadas por criterios de rentabilidad económica cuando son entidades sin ánimo de lucro. Creo que habría que dar una solución y poner los medios para evitar en lo posible este tipo de hechos', asevera Álvarez.
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