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Manuel Alvar reivindica el papel de Canarias en la gran empresa americana

Las islas Canarias fueron mucho más que una simple escala en la conquista de América. El académico Manuel Alvar (Benicarló, Castellón, 1923) dedicó anoche la cuarta lección del ciclo titulado Español de dos mundos, que imparte en la Casa de América, en Madrid, a reivindicar el papel preponderante que ya desde la primera mitad del siglo XVI tuvieron los isleños en la gran empresa americana. Una herencia que, a su juicio, los lingüistas suelen ignorar.

Para Alvar, la influencia determinante de los canarios es anterior a su irrupción 'de forma tumultuaria' en el siglo XVIII. El lingüista confesó que para demostrarlo ha tenido que rastrear los archivos de la conquista. Luego demostró su pericia glosando durante una hora los nombres y los hechos de los canarios que contribuyeron a conformar la cultura del nuevo continente.

Comenzó su relato Alvar citando a Cristóbal Colón, quien en su primer libro de navegación bautizó las islas como 'la antesala de lo desconocido'. Si lo desconocido eran los volcanes de América, el Teide, siguiendo con el ejemplo, era la antesala. Del mismo modo que la entonces (y hasta el siglo XVIII) mítica isla de Borondón (hoy La Palma), de la que el almirante tuvo noticia, pronosticaba el continente por descubrir.

Canarias fue primero la esperanza de cada singladura, y más tarde, la primera referencia a la hora de describir lo que se descubría. El propio Colón definió a los taínos de las Antillas como 'del color de los canarios, ni negros ni blancos'. Alvar insistió en su disertación en que las islas eran una realidad que ayudaba a conocer lo que en América se descubrió. 'Es difícil creer', sostuvo, 'que los barcos no recogieran en sus escalas más que paisajes y recuerdos'.

Emigración masiva

La emigración de Canarias al nuevo mundo fue tan masiva que, según recordó Alvar, a finales del siglo XVI tuvo que prohibirse porque las islas corrían peligro de quedar despobladas. El lingüista, que dio una magistral lección de historia, recordó que aún quedan en la Louisiana restos de un dialecto canario, prueba de lo bien que se organizaban los isleños al llegar al nuevo mundo. Asimismo, comentó que 'tan importante fue la aportación de los canarios que isleño es hoy sinónimo de canario en países como México, Cuba, Puerto Rico o Venezuela y ha conseguido, por lo tanto, hacer olvidar a los insulares no canarios'.

Isleño, en principio sinónimo sólo de tinerfeño, y a partir del siglo XVIII de canario de cualquier isla, pasó más tarde a dejar de ser un gentilicio para definir a los hombres 'prácticos con la tierra y experimentados en la conquista', cualidades ambas con las que se describía a los canarios desembarcados en América.

Alvar citó otros dos conceptos que han quedado en el lenguaje de América como prueba de la presencia canaria. Uno es baquiano, vocablo de origen árabe que designa a los conquistadores venidos de lejos; y el otro, sílsoras, expresión viva aún en Puerto Rico, como sinónimo de remoto.

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