Degradación de la sanidad pública

De sarcasmo cruel puede ser valorado el hecho de que los trabajadores sanitarios no atendieran a una persona que se estaba muriendo en las cercanías del Centro de Salud Mercedes Navarro del Parque Alcosa, porque no tenían autorización para salir del centro de salud.

Diariamente y a todas horas podemos ver a numerosos trabajadores sanitarios en bares y tiendas de los alrededores de los centros hospitalarios ataviados con sus batas verdes o blancas, siendo de suponer que cuentan con autorización no sólo para salir sino que además cuentan con permiso para contribuir a agravar la situación de infecciones hospitalarias, como portadores de todo tipo de virus y gérmenes impregnados en sus uniformes sanitarios.

Sólo desde un corporativismo indeseable y trasnochado se puede justificar la desgracia ocurrida en Alcosa y unas pautas de comportamiento que dan lugar al esperpento del que todos somos testigos y víctimas potenciales.

Habrán de ser las responsabilidades personales y orgánicas de todos y cada uno de los trabajadores del Servicio Andaluz de Salud, ejercidas en beneficio del bien común, las que hagan posible que esta situación de degradación de la imagen de la sanidad pública sea superada y que se recupere la confianza imprescindible que todos deberíamos tener en ella.-