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Tribuna:COYUNTURA ESPAÑA
Tribuna
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Falta la letra

El pasado día 19, el Consejo de Ministros aprobó la Actualización del Programa de Estabilidad del Reino de España 2000-2004. Este documento deben presentarlo todos los años los gobiernos de la UEM para su aprobación por las instituciones comunitarias, según establece el Tratado de la Unión Europea, y es un mecanismo para controlar que los países miembros de la Unión cumplen con los criterios de estabilidad presupuestaria que se fijaron como necesarios para el nacimiento y posterior consolidación del euro como moneda fuerte y fiable. Aunque lo presentó en rueda de prensa el propio vicepresidente para asuntos económicos, la verdad es que ha pasado por los medios de comunicación con más pena que gloria. Probablemente sea porque en estos momentos la estabilidad presupuestaria ya ha dejado de ser un problema o porque las previsiones a más de unos pocos meses vista cada vez suenan más a música celestial en los mercados financieros.

A este documento debería prestársele más atención, pues es como la prolongación en el medio plazo de las directrices de la política económica que cada año se sustancian y concretan en los Presupuestos Generales del Estado. Si bien el núcleo central de este Programa es la evolución de las cuentas públicas, ello debe insertarse en un escenario macroeconómico para el conjunto de la economía. Por otra parte, este escenario no es un simple ejercicio de previsión, sino que encierra un gran componente normativo, ya que debe incorporar las actuaciones de política económica que el Gobierno piensa adoptar para llevar a buen puerto sus previsiones.

El Gobierno señala que el objetivo de su política económica es la convergencia en bienestar económico con los países de la UEM. Para ello, propone un crecimiento anual del PIB a medio plazo del 3,2%. Esta cifra puede que sea realista, pero poco ambiciosa: suponiendo que la UEM creciera un 2,7% anual, a este ritmo tardaríamos unos 40 años en igualarnos con la zona. El 3,2% supera en tres o cuatro décimas lo que ha sido hasta ahora el crecimiento potencial no inflacionista de la economía española. Ello se logrará, según el Gobierno, por las medidas adoptadas o que piensa adoptar. Estas medidas son, por un lado, una política fiscal de estabilidad presupuestaria (déficit cero o superávit) y, por otro, reformas estructurales en los mercados de bienes, servicios y laboral.

En cuanto a la estabilidad presupuestaria, ya comentamos en esta columna que es una buena práctica de gestión financiera, pero que, por sí misma, no asegura el crecimiento. A éste le afecta más la forma en que se consiguen y se gastan los recursos públicos. De esto poco dice el Programa, más bien se deja ver una continuidad con los parámetros actuales. Sí se dice más de las reformas de los mercados de bienes y servicios, pero de las ya hechas, nada de las que se piense hacer en el futuro. ¿Considera el Gobierno que ya está todo hecho en este ámbito? Las reformas del mercado laboral se dejan a los acuerdos entre las partes sociales. Pero ¿qué pasa si no se llega a estos acuerdos o los mismos son insuficientes? Falta ambición en los objetivos porque falta ambición en las medidas. La música del Programa no es brillante, pero suena bien. El problema es que falta la letra.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas para la Investigación Económica y Social (FUNCAS).

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