Putin advierte de consecuencias 'irreparables' si EE UU despliega su escudo antimisiles
Sin embargo, en su primera declaración pública sobre defensa tras asumir el cargo, el presidente de EE UU, George Bush, reafirmó ayer su compromiso de poner en marcha el escudo antimisiles y de reducir unilateralmente su arsenal nuclear, informa Reuters. Bush, en una breves palabras a los periodistas, señaló que está dispuesto a cumplir su promesa electoral 'de reducir nuestro arsenal nuclear por nuestra cuenta', y espera ver 'cómo afecta eso a posibles negociaciones de armamento' con Rusia. Mientras tanto, el nuevo jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, insistió en que EE UU continuará adelante con la puesta en marcha del sistema antimisiles sin importarle la oposición rusa. Bush 'tiene la intención de desplegar' este sistema, aseguró Rumsfeld en la primera conferencia de prensa de este su segundo mandato en el cargo.
Putin tiene claro que las negociaciones con EE UU sobre armamento no serán nada fáciles. Habrá que realizar 'un complejo y delicado trabajo' para conservar el tratado ABM de defensa contra misiles balísticos estratégicos, firmado con Washington en 1972, dijo Putin. La nueva Administración norteamericana desea seguir adelante con los planes de crear un sistema de defensa antimisiles nacional, especie de escudo que protegería a EE UU de posibles ataques atómicos lanzados por otros países.
Pero ello, en palabras de Putin, 'causaría un daño irreparable a la arquitectura de las relaciones internacionales'. El problema es que para desplegar ese paraguas nuclear hay que modificar el tratado de 1972 o simplemente denunciarlo. El Kremlin hasta el momento se niega a modificar ese documento, ya que sostiene que es la piedra angular del sistema de desarme y que si acepta se romperá el relativo equilibrio actualmente existente.
Putin, que ayer habló ante altos funcionarios en el Ministerio de Exteriores, recordó que Rusia ratificó el tratado SALT-2 de reducción de armas estratégicas y el que prohíbe las pruebas nucleares. Moscú ha hecho 'lo que la comunidad mundial pedía y esperaba'. Ahora confiamos en que respondan como corresponde. No creo que haya nadie interesado en el desarme unilateral de Rusia', señaló el presidente.
El líder ruso se quejó de que 'en el extranjero hay personas a quienes les conviene cultivar la imagen de una Rusia peligrosa', ya que ello 'les ayuda a justificar no sólo el aumento de la fuerza militar, sino también el uso de la fuerza en los asuntos internacionales'.
El triunfo de los republicanos ha obligado a Putin a esforzarse por agilizar la reforma militar presentada por el Estado Mayor General y replantearse el papel de las armas nucleares. Si antes la parte de león del presupuesto militar se destinaba a las Tropas de Cohetes Estratégicos (TCE)-los centros de misiles basados en tierra-, de donde proviene el actual ministro de Defensa, Ígor Serguéyev, con el nuevo programa la importancia de éstas disminuirá.
Ya anteayer el presidente las debilitó al tomar la decisión de crear una nueva rama de las Fuerzas Armadas llamada Sistema de Defensa Especial, que incluiría satélites espías, cohetes portadores, etcétera, que antes formaban parte de las TCE y que ahora estarán subordinadas al Estado Mayor General. Esta institución la encabeza Anatoli Kvashnín, rival de Serguéyev y principal impulsor del nuevo programa militar.
Mayor gasto militar
Los nuevos estrategas del Kremlin no creen que haya que reducir la importancia de las armas atómicas como factor disuasorio. Lo que dicen es que los misiles emplazados en tierra deben dejar de ser la principal fuerza nuclear, papel que deben pasar a desempeñar los instalados en submarinos, más baratos y eficaces. De ahí que junto con modernizar el Ejército, se piensa restablecer el antiguo poderío de la Marina. Pero los pasos concretos que dará Rusia en su rearme dependen, en última instancia, de lo que haga Washington. Si EE UU insiste en desplegar su escudo nuclear, Rusia está dispuesta a aumentar su presupuesto militar hasta el 5% del PIB -casi el doble del actual-, para poder financiar la modernización de sus Fuerzas Armadas.
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