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ESPACIO | Observación de la Tierra

Los datos de varios satélites se unen en el primer mapa de los bosques de Siberia

'Es el primero que combina datos de tres satélites. Además nosotros damos información de la biomasa, mientras que los demás son mosaicos de datos en bruto de los satélites', afirma Christiana Schmullius, de la Friedrich-Schiller-University en Alemania, coordinadora del proyecto, bautizado Siberia (SAR Imaging for Boreal Ecology and Radar Interferometry Applications).

En la realización del mapa, presentado en Múnich el pasado Octubre en un panel de 7,5 metros de largo por 5,5 de ancho, han colaborado durantetres años unos 30 investigadores de ocho países europeos, además de varios guardabosques rusos. El proyecto ha costado unos seis millones de euros, 'barato' en términos relativos, dice Schmullius. Gran parte de la financiación procede del IV Programa Marco de la Unión Europea, a través de su programa de Medio Ambiente y Clima. Las agencias espaciales europea (ESA) y japonesa (NASDA) suministraron gratuitamente las imágenes de sus satélites ERS-1 y ERS-2 (ESA) y JERS (NASDA).

La idea del proyecto partió de un investigador sueco que había colaborado ya con la agencia espacial japonesa para obtener un mapa de la Amazonia.Para hacer lo mismo con la selva boreal Schmullius sugirió ampliar la batería de satélites con los ERS europeos. Esta investigadora, experta en técnicas de observación de la tierra aplicadas al medio ambiente, señala que 'la mayoría de los investigadores aún usan satélites ópticos porque no conocen, o no entienden2 las ventajas de los satélites equipados con radar. En éstos la interpretación de los datos puede resultar más compleja, aunque en Siberia aplicaron un algoritmo que funcionó muy bien y dio un índice de exactitud del 90%.

Schmullius reconoce que hubiera sido muy difícil llevar a cabo el proyecto sin la ayuda de buenos conocedores del terreno. Los datos de los satélites debían ser rocogidos por una antena de tres metros de la agencia aeroespacial alemana (DLR), que tuvo que ser trasladada e nstalada en Ulan Bator (Mongolia).

Los investigadores optaron por instalar una antena móvil, 'para ser más rápidos: el satélite japonés era viejo y efectivamente murió seis semanas después de la última recogida de datos', recuerda Schmullius. La instalación de la antena y la primera recogida de datos se produjo entre septiembre y octubre de 1997, 'y la temperatura bajaba ya hasta los 20 grados bajo cero'. La segunda campaña de recogida de datos fue en verano del año siguiente, para poder registrar los cambios estacionales.

En conjunto se obtuvieron más de 1.400 imágenes de los satélites, que se cruzaron para producir finalmente 110 imágenes de selva y biomasa a escala 1:200.000, que permite distinguir detalles de 50 metros cuadrados. Lo más laborioso fue la interpretación posterior de los datos y su comprobación 'sobre el terreno' con la ayuda de los guardabosques rusos, proceso que llevó alrededor de un año. El resultado es, según Schmullius, 'el primer mapa a esta escala que cubre una gran área de biomasa', que además de a los investigadores del clima servirá a las autoridades rusas para actualizar el 'inventario forestal y vigilar la reforestación tras, por ejemplo, los incendios forestales'.

El siguiente proyecto de los investigadores, aún no aprobado, es Siberia II: quieren cartografiar un área de dos millones de kilómetros cuadrados con una decena de satélites trabajando a la vez.

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