Un hombre mata a su esposa de un disparo y después se suicida
El matrimonio, de Barcelona, estaba en trámites de separación
El crimen se produjo sobre las 6.30 horas, en la confluencia de la calle del Segle XX y la avenida de la Mare de Déu de Montserrat, en el barrio barcelonés del Guinardó. A esa hora, Maria Teresa Trilla Ibáñez, vestida con su uniforme de dependienta, se dirigía a la panadería del barrio donde trabajaba, cuando fue abordada por su marido, Emilio Laineiro Pérez, de 60 años. Según el relato de los vecinos, la pareja discutió a voz en grito y unos instantes después se oyeron varios disparos. Tres de ellos fueron realizados al aire y el cuarto impactó en el cuello de la mujer, lo que le produjo la muerte instantáneamente. El hombre huyó a pie y poco después se suicidó a apenas 50 metros, en la calle de Varsòvia, disparándose un tiro en la cabeza.
La policía explicó ayer que el arma utilizada es muy antigua y que no constaba que el hombre tuviese licencia para usarla. Se trata de una escopeta con la culata y los cañones recortados cuya marca y numeración se desconocen porque habían sido manipuladas. La policía no descarta que el hombre comprase la escopeta de manera ilegal. En el lugar de los hechos se hallaron cinco cartuchos descargados, y el homicida tenía otro sin usar en el interior de su abrigo.
Ruptura reciente
La pareja tenía cuatro hijos y se había separado hace poco más de un mes. La mujer era muy conocida en el barrio porque desde hace 14 años trabajaba como dependienta en una panadería cercana al domicilio familiar. Los vecinos explicaron ayer que la ruptura matrimonial se produjo a causa de la adicción del marido a las maquinas tragaperras, lo que había afectado de forma considerable a la economía familiar. Tras la ruptura, la esposa se había ido a vivir a otro piso del mismo barrio junto con dos de los hijos.
Por otra parte, las denuncias presentadas por mujeres ante la policía en la ciudad de Barcelona el año pasado aumentaron un 13,8 % y pasaron de 2.574 a 2.930. Las estadísticas del Servicio de Atención a la Mujer (SAM) -el primero de este tipo que funcionó en España- constatan también que las denuncias que más han aumentado han sido las amenazas y coacciones, que pasaron de 849 casos en 1999 a 1.055. Después se sitúan las denuncias por malos tratos, de 492 a 600, mientras que las referidas a delitos contra la libertad sexual han disminuido, pasando de 196 a 165.
La policía considera que en Barcelona, como en el resto de España, existe más conciencia de las mujeres ante estas situaciones y que si aumentan las agresiones es porque en el hogar se refleja también el incremento de la violencia que se percibe en la sociedad.
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