Proyectos energéticos, una oportunidad para la industria local

Como cualquier política energética racional, la estrategia del Gobierno vasco, desde 1981, se ha basado en la reducción de la factura y en la minimización del impacto ambiental. Para ello es necesario intervenir, en la medida que una Administración puede y debe, en la demanda y oferta, buscando insistentemente un equilibrio que disminuya la vulnerabilidad del sistema productivo a los diversos factores externos, y no manejables, capaces de hundir la economía más sólida.

Evidentemente, la situación de partida, los recursos humanos y materiales y, sobre todo, la decisión y la continuidad en la intervención pública, traccionando u orientando las inversiones privadas, son fundamentalmente los parámetros que, algunos años más tarde, permiten observar fotografías bien diferentes entre unos y otros territorios.

Asumiendo el primer postulado de 'usar la energía más eficaz y de la forma más eficaz posible', en nuestro país, la Administración autónoma apostó en un primer periodo por la reducción de la demanda, consiguiendo que se redujera el consumo de energía por unidad de producción y servicio a un 30%. Dicho de otra forma, hoy, con el mismo consumo energético, somos capaces de crear un 30% más de valor añadido industrial.

Sin desestimar la importancia que este hecho tiene para nuestra economía, la diversificación de las fuentes de suministro, tanto por los tipos de energía a utilizar como por su procedencia geográfica, ha sido, cronológicamente, el segundo macroobjetivo del Gobierno vasco.

Se comenzó por la construcción de la red de gas natural industrial primero, y doméstica después, desplazando y marginando los combustibles líquidos al transporte, casi exclusivamente, y se termina por dar forma al proyecto estratégico adquiriendo capacidad de suministro alternativo para el gas natural (Bahía de Bizkaia Gas) y capacidad de generación de electricidad hasta niveles cercanos al cien por cien de nuestras necesidades (Bahía de Bizkaia Electricidad, Bizkaia Energía, IGCC y Zabalgarbi).

El sector industrial vasco, proveedor de equipos y servicios energéticos, que ha mejorado su cifra de negocios gracias al esfuerzo exportador, se enfrenta ahora, afortunadamente, con la expectativa de participación en las inversiones locales que, a lo largo de cinco o seis años, alcanzarán la nada despreciable cifra de 400.000 millones de pesetas en proyectos de tecnología avanzada que les aportará, además, una experiencia notable y una referencia cualificada para la intervención en proyectos similares que se ejecuten en otros países.

Ciertamente, del orden de un cincuenta por cien de estas inversiones, inevitablemente habrá de adquirirse en el exterior por la falta de tecnología y fabricación local, pero el resto supone una oportunidad para la industria del entorno, la cual por razones, entre otras, de proximidad será capaz de ofertar en condiciones competitivas.

Juan José Alonso Ruiz es director gerente del Cluster de Energía.