Sí al esquí, no a la ampliación
Frente a lo que pudiera parecer, muchas cosas son las que nos unen a los que apoyan el proyecto de ampliación de Baqueira-Beret. El movimiento ecologista comparte con los habitantes de Alt Àneu la preocupación por la falta de perspectivas laborales para la población, y coincidimos en la necesidad de revitalizar la economía de la zona y mejorar las comunicaciones con la Val d'Aran. Y pensamos también que el esquí puede jugar un papel importante en el proceso de dinamización socioeconómica.
Buscando los mismos objetivos que persiguen los habitantes de Alt Àneu, una plataforma de asociaciones ecologistas ha realizado un esfuerzo importante por intentar conjugar la oferta del esquí con la conservación de la naturaleza. El resultado es un proyecto alternativo que permite el acceso a las pistas desde Alt Àneu a través del puerto de la Bonaigua. Una alternativa racional, viable, menos impactante y que puede dinamizar el sector terciario de este municipio sin reproducir los errores del esquí masificado ya conocidos en la Val d'Aran. El Centro de Estudios Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona también ha desestimado la propuesta de ampliación, apoyando nuestra alternativa.
El proyecto de ampliación de Baqueira ha sido señalado desde diversos ámbitos sociales y académicos como inaceptable por su elevado impacto ambiental. Se opone al proyecto la comunidad científica, representada por algunos catedráticos y profesores de la Universidad Autónoma de Barcelona. El mismo estudio de impacto ambiental promovido por la empresa no ha podido camuflar el irreversible impacto negativo sobre las especies amenazadas y los singulares ecosistemas de montaña. Incluso el Departamento de Medio Ambiente no ha sabido esconder las contradicciones entre el proyecto y la vocación conservacionista de esta zona, propuesta por la Generalitat para formar parte de la futura red europea de espacios protegidos Natura 2000.
El conflicto corre el riesgo de convertirse en el nuevo icono del modelo de desarrollo destructivo en áreas de montaña. Frente al esfuerzo ecologista por racionalizar el debate, el consejero Felip Puig anticipó hace un año su opinión favorable al proyecto antes del dictamen de sus técnicos y ahora, desoyendo la voz de la comunidad científica y en contra de la política de espacios protegidos de su departamento, sigue empeñado en llevar adelante el proyecto. Mal presagio.
Miguel Ángel Soto es responsable de la Campaña de Bosques de Greenpeace España.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Felip Puig
- Opinión
- Ecologismo
- Lleida
- Valle de Arán
- Ecologistas
- Reservas naturales
- Montañas
- Parques nacionales
- Pirineos
- Cataluña
- Cordilleras
- Organizaciones medioambientales
- Espacios naturales
- Esquí
- Comunidades autónomas
- Instalaciones deportivas
- Turismo
- Protección ambiental
- Administración autonómica
- Deportes invierno
- Ideologías
- Deportes
- Administración pública
- España