Grupos de derechos civiles protestarán contra Bush en su toma de posesión
El Servicio Secreto, encargado de la custodia de los presidentes, y la policía local de Washington ultimaban ayer planes para evitar que los manifestantes perturben la ceremonia de juramento de Bush en las escalinatas del Capitolio y el posterior desfile tradicional hacia la Casa Blanca. Bush, por su parte, anunció que su primer discurso contendrá un claro llamamiento a 'la reconciliación nacional y la cicatrización de las heridas abiertas por la batalla de Florida'.
Pero Bill Clinton no está ayudando a su sucesor en ese objetivo. El presidente saliente ha provocado una nueva polémica por unos comentarios públicos en los que pone en duda la legitimidad de su sucesor. Según Clinton, Bush ha sido elegido 'tan sólo porque se detuvo el escrutinio en Florida'. Mientras sus asesores critican duramente el que Clinton viole la regla de no efectuar comentarios sobre el sucesor, Bush insiste en que él ganó legalmente en Florida: 'El próximo 20 tendré el honor de jurar como presidente de EE UU'.
La transición en la Casa Blanca se está crispando a ojos vista. La próxima semana, los demócratas librarán una dura pelea en el Senado contra la confirmación del muy derechista John Ashcroft como nuevo fiscal general de EE UU. Ya han conseguido la renuncia de la primera candidata de Bush a la cartera de Trabajo, Linda Chávez. Para reemplazar a Chávez, Bush, en su línea de hacer un Gobierno multirracial, ha elegido a Elaine Chao, una inmigrante procedente de Taiwan y esposa de un senador republicano. A diferencia de Chávez, Chao, menos derechista y más dialogante, ha sido bien acogida por los sindicatos norteamericanos.
Robert Zoellick, que, como Chao, ya trabajó en el equipo del primer presidente Bush, es el candidato al puesto de representante de EE UU para negociaciones comerciales. A Bush todavía le falta por designar a sus aspirantes a dos cargos de importancia: la jefatura de la CIA y la embajada norteamericana en Naciones Unidas.
Con Gore adoptando un silencio elegante, Clinton y Bush también están enzarzados en otra disputa. Clinton afirma que le deja a su sucesor una economía en buen estado, pero el segundo insiste en que hay síntomas de recesión. Todos los días, los colaboradores de ambos esgrimen datos para probar sus respectivas tesis.
Consciente de la gran hostilidad con que, pese al nombramiento de Colin Powell para la secretaría de Estado, le acogen los afroamericanos, Bush informó ayer de que el próximo lunes, día en que EE UU celebra el aniversario de Martin Luther King, lo pasará en Houston. En esa ciudad, con fuerte presencia negra, insistirá en su deseo de gobernar 'para todos los norteamericanos, con independencia de sus posiciones en las elecciones de noviembre'.
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