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El aterrizaje de EE UU y la economía de la eurozona

aceleración estadounidense, que no sólo afecta directamente a las exportaciones de la eurozona a su mercado (que son sólo el 2,3% del PIB), sino también a las que se dirigen a otros mercados que van a contagiarse con mayor fuerza, como Canadá, que exporta el 31,3% de su PIB a EE UU, Malaisia (el 27,5%), México (el 22,6%), Tailandia (el 12,1%), China (el 8,7%), Colombia (el 7,5%) o Hong Kong (el 7%).

La segunda deriva de la subida de más de 200 puntos básicos en los tipos repo del BCE desde noviembre de 1999 a octubre de 2000, que ha hecho que los tipos medios de crédito bancario a las empresas suban hasta el 6,75% (130 puntos básicos). Estos aumentos se van a seguir notando en la actividad económica todavía en el primer trimestre de 2001.

La tercera proviene de la cercanía de las elecciones en Alemania y Francia, que hace que se empiece a abandonar el prometedor proceso de reforma estructural iniciado. Ambos elementos van a reducir la confianza de los empresarios y sus decisiones de invertir, lo que aminorará la tasa de creación de empleo en un momento en que se está reduciendo rápidamente la inversión en alta tecnología, que era la más importante.

Finalmente, la duplicación de los precios del petróleo en la primera parte del año va a tener también un efecto duradero sobre la actividad económica.

Sin embargo, existen otros factores que apuntan a un mayor crecimiento. El primero es que la cercanía de las elecciones va a hacer que se relaje algo la política fiscal. El segundo, relacionado con el anterior, es que las reducciones de impuestos en Alemania, Francia, Italia y España van a suponer caídas importantes de los ingresos fiscales y aumentos de la renta disponible de empresas y familias. Esta reducción, unida a los pasos que se han dado en desregular, privatizar y flexibilizar el mercado laboral, especialmente en cuanto a las contrataciones, van a mejorar la confianza de los consumidores y van a aumentar las expectativas de beneficios, lo que puede redundar en una mayor tasa de inversión.

En tercer lugar, los precios del petróleo van a experimentar una caída más pronunciada cuando termine el invierno, lo que estimulará la actividad económica y las expectativas de beneficio empresarial en la segunda mitad del año. Finalmente, el euro se está apreciando lentamente, lo que reducirá la factura petrolífera y de materias primas a medio plazo.

Es decir, los factores que provocan la desaceleración de la eurozona van a actuar en mayor medida en la primera parte de 2001, mientras que los factores que van a sostener el crecimiento van a empezar a tener un mayor impacto en la segunda mitad de 2001, lo que hará que parte de la actual desaceleración pueda recuperarse. En definitiva, en el conjunto de 2001, la caída del crecimiento medio de la eurozona puede llegar a ser de medio punto, situándolo en un 2,5%, pero, a menos que Alemania y Francia cedan a la tentación de hacer políticas populistas de cara a las elecciones, el crecimiento podría retornar al 3% en 2002.

aceleración estadounidense, que no sólo afecta directamente a las exportaciones de la eurozona a su mercado (que son sólo el 2,3% del PIB), sino también a las que se dirigen a otros mercados que van a contagiarse con mayor fuerza, como Canadá, que exporta el 31,3% de su PIB a EE UU, Malaisia (el 27,5%), México (el 22,6%), Tailandia (el 12,1%), China (el 8,7%), Colombia (el 7,5%) o Hong Kong (el 7%).

La segunda deriva de la subida de más de 200 puntos básicos en los tipos repo del BCE desde noviembre de 1999 a octubre de 2000, que ha hecho que los tipos medios de crédito bancario a las empresas suban hasta el 6,75% (130 puntos básicos). Estos aumentos se van a seguir notando en la actividad económica todavía en el primer trimestre de 2001.

La tercera proviene de la cercanía de las elecciones en Alemania y Francia, que hace que se empiece a abandonar el prometedor proceso de reforma estructural iniciado. Ambos elementos van a reducir la confianza de los empresarios y sus decisiones de invertir, lo que aminorará la tasa de creación de empleo en un momento en que se está reduciendo rápidamente la inversión en alta tecnología, que era la más importante.

Finalmente, la duplicación de los precios del petróleo en la primera parte del año va a tener también un efecto duradero sobre la actividad económica.

Sin embargo, existen otros factores que apuntan a un mayor crecimiento. El primero es que la cercanía de las elecciones va a hacer que se relaje algo la política fiscal. El segundo, relacionado con el anterior, es que las reducciones de impuestos en Alemania, Francia, Italia y España van a suponer caídas importantes de los ingresos fiscales y aumentos de la renta disponible de empresas y familias. Esta reducción, unida a los pasos que se han dado en desregular, privatizar y flexibilizar el mercado laboral, especialmente en cuanto a las contrataciones, van a mejorar la confianza de los consumidores y van a aumentar las expectativas de beneficios, lo que puede redundar en una mayor tasa de inversión.

En tercer lugar, los precios del petróleo van a experimentar una caída más pronunciada cuando termine el invierno, lo que estimulará la actividad económica y las expectativas de beneficio empresarial en la segunda mitad del año. Finalmente, el euro se está apreciando lentamente, lo que reducirá la factura petrolífera y de materias primas a medio plazo.

Es decir, los factores que provocan la desaceleración de la eurozona van a actuar en mayor medida en la primera parte de 2001, mientras que los factores que van a sostener el crecimiento van a empezar a tener un mayor impacto en la segunda mitad de 2001, lo que hará que parte de la actual desaceleración pueda recuperarse. En definitiva, en el conjunto de 2001, la caída del crecimiento medio de la eurozona puede llegar a ser de medio punto, situándolo en un 2,5%, pero, a menos que Alemania y Francia cedan a la tentación de hacer políticas populistas de cara a las elecciones, el crecimiento podría retornar al 3% en 2002.

aceleración estadounidense, que no sólo afecta directamente a las exportaciones de la eurozona a su mercado (que son sólo el 2,3% del PIB), sino también a las que se dirigen a otros mercados que van a contagiarse con mayor fuerza, como Canadá, que exporta el 31,3% de su PIB a EE UU, Malaisia (el 27,5%), México (el 22,6%), Tailandia (el 12,1%), China (el 8,7%), Colombia (el 7,5%) o Hong Kong (el 7%).

La segunda deriva de la subida de más de 200 puntos básicos en los tipos repo del BCE desde noviembre de 1999 a octubre de 2000, que ha hecho que los tipos medios de crédito bancario a las empresas suban hasta el 6,75% (130 puntos básicos). Estos aumentos se van a seguir notando en la actividad económica todavía en el primer trimestre de 2001.

La tercera proviene de la cercanía de las elecciones en Alemania y Francia, que hace que se empiece a abandonar el prometedor proceso de reforma estructural iniciado. Ambos elementos van a reducir la confianza de los empresarios y sus decisiones de invertir, lo que aminorará la tasa de creación de empleo en un momento en que se está reduciendo rápidamente la inversión en alta tecnología, que era la más importante.

Finalmente, la duplicación de los precios del petróleo en la primera parte del año va a tener también un efecto duradero sobre la actividad económica.

Sin embargo, existen otros factores que apuntan a un mayor crecimiento. El primero es que la cercanía de las elecciones va a hacer que se relaje algo la política fiscal. El segundo, relacionado con el anterior, es que las reducciones de impuestos en Alemania, Francia, Italia y España van a suponer caídas importantes de los ingresos fiscales y aumentos de la renta disponible de empresas y familias. Esta reducción, unida a los pasos que se han dado en desregular, privatizar y flexibilizar el mercado laboral, especialmente en cuanto a las contrataciones, van a mejorar la confianza de los consumidores y van a aumentar las expectativas de beneficios, lo que puede redundar en una mayor tasa de inversión.

En tercer lugar, los precios del petróleo van a experimentar una caída más pronunciada cuando termine el invierno, lo que estimulará la actividad económica y las expectativas de beneficio empresarial en la segunda mitad del año. Finalmente, el euro se está apreciando lentamente, lo que reducirá la factura petrolífera y de materias primas a medio plazo.

Es decir, los factores que provocan la desaceleración de la eurozona van a actuar en mayor medida en la primera parte de 2001, mientras que los factores que van a sostener el crecimiento van a empezar a tener un mayor impacto en la segunda mitad de 2001, lo que hará que parte de la actual desaceleración pueda recuperarse. En definitiva, en el conjunto de 2001, la caída del crecimiento medio de la eurozona puede llegar a ser de medio punto, situándolo en un 2,5%, pero, a menos que Alemania y Francia cedan a la tentación de hacer políticas populistas de cara a las elecciones, el crecimiento podría retornar al 3% en 2002.

Guillermo de la Dehesa es presidente del CEPR (Centre for Economic Policy Research).

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