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Martín Chirino ofrece su interpretación del siglo XX en una exposición en Nueva York

'No entiendo a los artistas que se sitúan fuera del momento histórico', afirma el escultor

Martín Chirino (Las Palmas, 1925) pronto se familiarizó con la técnica para transformar el hierro. Hijo del empleado de una siderurgia, desde niño le sedujo ese mineral que con el tiempo convertiría en esculturas. Cinco de ellas y varios dibujos inéditos se exponen este mes en Nueva York. Pertenecen a su serie Crónica del siglo XX, a través de la cual este artista interpreta el tiempo que le ha tocado vivir, hoy bajo el signo de la 'banalización de las ideas'. Para este escultor de espíritu 'errante', el artista debe interpretar la realidad y, si fuera necesario, violentarla.

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Martín Chirino coloca sus espirales de hierro forjado junto al Danubio

Martín Chirino es un hombre afable que a sus 75 años considera que el presente es sobrevivir. Ha llegado a estar más en armonía con él mismo y ya no tiene esa preocupación por los grandes gestos. 'No diría que me da todo lo mismo, pero tengo más elementos de juicio y puedo tamizarlo todo con una mayor exactitud', cuenta desde su refugio-taller en la sierra madrileña, entre Chinchón y Morata, desde donde puede contemplar la vega del Tajuña. De ahí han salido las cinco esculturas y los dibujos que componen la exposición titulada Obra reciente, que permanecerá abierta hasta el 6 de enero en la galería Malborough (calle 57) de Nueva York.

Con esta muestra, el escultor, figura decisiva de la vanguardia artística española y fundador de El Paso en 1957 -grupo formado por Saura, Millares (con quien salió de Canarias) y Canogar, entre otros-, afronta un doble regreso: al hierro forjado y a Nueva York, la metrópoli a la que siempre ha estado muy vinculado y en donde no exponía desde principios de los noventa, desde que su galería, la Grace Borgenicht, con la que mantenía una relación de 30 años, cerró.

Elementos ajenos al arte

Las esculturas y los dibujos de la exposición son, como toda su obra, una lectura de la vida y su interpretación poco complaciente del mundo actual. 'Hablar de la banalización de las ideologías y de globalización es una realidad. El arte se ve sometido a una dinámica evolutiva extraña donde aparecen elementos ajenos al mundo del arte y la cultura; no sólo los medios de comunicación, también los comisarios independientes, que ya no trabajan para ninguna institución, y que lo único que han hecho ha sido precipitar de forma convulsa los tiempos del arte, hasta el extremo de llegar a momentos de gran confusión'.

Ha esculpido negras cabezas, de líneas sobrias, porque entra en la poética en la que se mueve. El fauno se inspira en poemas de William Blake y Retrato de una dama en John Keats. 'Hablaron mucho sobre el mundo clásico y a mí me apetecía conocer qué sentían, qué buscaban en Grecia, adonde acudieron para resolver ciertas preocupaciones'.

Martín Chirino enseguida deja claro que es un intérprete de su época, sea éste del signo que sea. Preocupado por ganar tiempo para la reflexión, 'así podemos detener mejor nuestra mirada y encuadrar lo que vemos dentro del proceso histórico', afirma que no se puede reaccionar contra la dinámica natural de la vida. 'El artista no es alguien encerrado en su torre de marfil. No entiendo a los artistas que viven fuera del mundo que les tocó vivir. En el siglo XX cada maestro nos plantea nuevas interpretaciones, hablo de los grandes artistas, Picasso, Braque, Brancusi, Miró, Gargallo, Julio González (que descubre el hierro en la escultura), y que plantearon un debate esencial: interpretar la realidad y violentarla si fuera necesario'.

Sobre el estado del arte en la España actual, el premio Nacional de Artes Plásticas 1988 opina que presenta rasgos muy similares a otros países de su entorno cultural. 'El arte está muy contaminado por la evolución de los últimos años. El consumismo y el pragmatismo se imponen y el neoliberalismo es una nueva concepción de la sociedad. El pragmatismo, tal y como lo entienden los estadounidenses, es una nueva manera de ver y conducirse. Aplicarlo a España es más complicado, pero su efecto es el mismo'.

Vida inquieta

Siempre inquieto y curioso, Martín Chirino ha vivido 30 años en Nueva York, así como largas temporadas en París y en Caracas. Ha sido asimismo profesor en Madrid. Tiene obra en las colecciones del Museo Metropolitano de Nueva York, del Instituto de Arte de Chicago y el Centro de Arte Reina Sofía.

Hoy, sin embargo, es menos errante que en otros tiempos. Ahora se ha instalado en su 'tribu'. 'La relación con tu gente es la forma de comunicarte, y eso lo haces en tu entorno porque en otros lugares eres un apátrida', cuenta el artista canario. Su futuro más inmediato está ocupado en una exposición programada en París en este año 2001 que acaba de comenzar. Un año que Martín Chirino iniciará 'entrando en la batalla de crear'.

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