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Tribuna
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Universidades

La tormenta por el reparto de 60.000 millones entre las universidades andaluzas en los próximos cuatro años se veía venir. No todos los rectores están contentos con los datos que este periódico publicaba el jueves. Las reacciones no se hicieron esperar. De entrada, la consejera de Educación Cándida Martínez decía ayer que la distribución publicada era una propuesta, que no hay nada cerrado y que, por tanto, la negociación está abierta. Ayer mismo se reunía con los 10 rectores andaluces para intentar la unanimidad en tan polémico asunto. De entrada, parece difícil llegar a un consenso. El modelo de financiación universitaria no existe y si lo hay está sujeto, al parecer, a criterios más subjetivos que objetivos. No se entiende, por ejemplo, que la Universidad de Málaga, de dar por bueno o aproximado el reparto publicado, vaya a percibir 4.700 millones, siendo la tercera universidad y representar el 15% del alumnado universitario andaluz. De mantenerse los criterios de la propia consejera, a Málaga le deberían corresponder 9.000 millones.Si los criterios que se manejan son otros, podremos entrar en una dinámica que puede convertir a las universidades andaluzas en un polvorín. Dice un refrán que "quien no llora, no mama". El rector de Huelva lo tuvo claro. Protestas, amenazas, sacar a los alumnos y a la sociedad onubense a la calle. Es una técnica bien conocida, aparte de las razones objetivas que tenga para reclamar más inversiones. Hay otros rectores y otras universidades, en el supuesto de mantenerse, peseta arriba o peseta abajo, lo filtrado, a los que les tocará la pedrea. A Málaga, entre otras. El rector malagueño, Antonio Díez de los Ríos, no es dado a sacar los pies del tiesto, sino todo lo contrario. Por lo visto, la buena educación democrática, la templanza, el diálogo y la búsqueda del consenso son argumentos de menor peso cuando se trata de distribuir miles de millones.

Es de esperar que se imponga la lógica y que, además de los criterios de reparto por número de estudiantes, se tenga en cuenta también los proyectos reales de las universidades para los próximos cuatro años. La Universidad de Málaga, por ejemplo, tiene en marcha el nuevo campus de Teatinos y, de entrada, sólo el proyecto de urbanismo supera los 2.000 millones.

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