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Francia descubre tres veces más 'vacas locas' que las declaradas por los ganaderos

El Gobierno plantea obtener energía de la quema de 500.000 toneladas de piensos animales

Francia tiene tres veces más reses enfermas del mal de las vacas locas de lo que esperaba; al menos, en las tres regiones del oeste (Bretaña, Normandía y País del Loira) en las que viene aplicando un programa de búsqueda activa de animales enfermos. Las pruebas hechas entre el 7 de agosto y el 24 de octubre han permitido diagnosticar 32 reses infectadas de las 15.000 investigadas, es decir, algo más de dos enfermas por cada mil analizadas. La cifra triplica la de animales declarados como afectados, en esas mismas regiones y en el mismo periodo, a la red convencional de control epidemiológico.

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Los datos fueron revelados ayer por la Agencia Francesa de Seguridad Alimentaria (AFSSA), tras el estudio llevado a cabo en esas tres regiones, consideradas las más expuestas al riesgo. Los primeros resultados dejan clara la inquietante diferencia que existe entre contar cuántos animales son abatidos por presentar los síntomas de la enfermedad, y cuántos pueden estar realmente enfermos.Antes del lanzamiento del programa, los científicos estimaban que la tasa de animales afectados por la encefalopatía espongiforme bovina (EBB) podría oscilar entre 0,1 y 3 por mil. Pero los primeros datos se sitúan "en la parte alta de la horquilla esperada", según Martin Hirsch, el presidente de la agencia, que aconseja no extrapolar las cifras a toda Francia, pero recomienda extender el estudio a todo el país.

Otro dato inquietante: hay un alto índice de casos de EBB entre los animales sacrificados de urgencia a causa de un accidente. Las pruebas se han fijado especialmente en los bovinos fallecidos "de muerte natural", los sacrificados por motivos de enfermedad y los sacrificados como consecuencia de un accidente. La directora general de Alimentación, Catherine Geslain-Laneelle, rehusó ayer comentar si esto permite deducir que los bovinos declarados como "accidentados" pueden ser, en realidad, animales enfermos de EBB cuyo mal se intenta ocultar.

Antes de que comenzara a aplicarse este programa, el seguimiento de la enfermedad descansaba esencialmente en una red de vigilancia pasiva, fundada en las declaraciones que recibía de casos sospechosos de padecer la EBB. Los responsables de la Agencia de Seguridad Alimentaria admiten que si el programa de búsqueda activa ha identificado tres veces más casos positivos que la vigilancia convencional, esto se debe a "probables defectos" de declaración y reconocimiento de casos.

También se sospecha que muchos animales enfermos han ido a parar a la cadena alimentaria. Una res que sufra un accidente puede ser entregada al matadero siempre que no hayan transcurrido más de 48 horas, según las normas francesas. Pero no hay garantías de que estos animales, en realidad, no hayan sido introducidos a toda velocidad en la cadena alimentaria para eludir declarar sus síntomas. El Gobierno se apresuró ayer a anunciar nuevas disposiciones para la "retirada sistemática" de esos animales de la cadena alimentaria, lo cual se estima que afectará a 25.000 animales del total de 5,7 millones abatidos anualmente.

Tercer dato inquietante: de entre las reses que dieron positivo en estas pruebas, el 90% había nacido entre 1993 y 1995, es decir, mucho después de la prohibición de alimentar a los bovinos con piensos animales, decisión que oficialmente se tomó en Francia en 1990. Después de esa prohibición, siguió siendo legal el uso de los mismos piensos para alimentar al ganado porcino y las aves de corral. Parece claro que no se respetó la prohibición de alimentar a los bovinos con esas harinas, o que los cruces entre alimentaciones de diversos tipos de ganado estuvo fuera de control.

Muy recientemente se ha prohibido por completo ese tipo de alimentación para toda clase de ganado. Y el Gobierno francés ha puesto en marcha un grupo de trabajo operativo, encargado de recoger, almacer y destruir medio millón de toneladas de harinas animales hasta el mes de junio próximo. Una veintena de sitios de almacenamiento de este producto han comenzado a funcionar, y se buscan emplazamientos para otros 15. La prensa publica listas y mapas con los lugares aproximados, pero su localización exacta permanece oficialmente "en secreto", con el argumento de que así se protege a los municipios afectados de la propaganda negativa que puede suponer la revelación de que tienen grandes cantidades de un producto presentado como origen de todos los males alimentarios.

El prefecto Jean-Paul Proust, encargado por el Gobierno de ejecutar la destrucción de los piensos, busca ahora una utilización comercial de los productos que deben ser quemados. La quema de los piensos y otros restos animales podría convertirse en "una nueva fuente de energía limpia" para compañías como la petrolera Total y la eléctrica EDF.

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