_
_
_
_
_
LUIS ANTONIO GARCÍA NAVARRO - DIRECTOR ARTÍSTICO DEL TEATRO REAL

"El riesgo es montar 'Il trovatore' en estos tiempos"

Jesús Ruiz Mantilla

Año Verdi. Se cumple un siglo de la muerte del compositor operístico más importante de la historia para muchos. Será en el año 2001, pero el mundo ha calentado motores para la conmemoración. Sevilla ha presentado una Traviata, Barcelona, un Un ballo in maschera rompedor. Milán, Nueva York y Madrid torean con un miura: Il trovatore. "Es la ópera que exige el esfuerzo vocal más grande de cuantas escribió Verdi y quizá de la historia", asegura Luis Antonio García Navarro, director de orquesta, máximo responsable artístico del Teatro Real, que desde hoy y hasta el día 26 se pone al frente de la Orquesta Sinfónica de Madrid y deun elenco encabezado por el tenor argentino José Cura. Para García Navarro, en contraposición a otras propuestas atrevidas, "el verdadero riesgo está precisamente en montar Il trovatore en estos tiempos".Razón no le falta. Y él reaparece en el foso del Teatro Real para este maratón de música y canto en el filo de lo imposible. Lo ha preparado a conciencia durante tres meses y al límite de sus fuerzas después de haber superado una operación delicada el pasado verano. Pero la música puede con todo y el director artístico del Teatro Real, que ha anunciado su retirada del cargo para 2002, afronta estos días el reto con una palabra: "entusiasmo". No hay otra para lidiar hoy en día con Il trovatore, la ópera que se presenta hoy en el Real, coproducida con el Covent Garden, con dirección escénica de Elijah Moshinski y escenografía de Dante Ferreti y que destaca porque pone al límite de las cuerdas a sus intérpretes. Estrenada en Roma en 1858 y compuesta por Verdi sobre un drama caballeresco y romántico escrito por Antonio García Gutiérrez, es una de las cumbres del repertorio hispano verdiano, que engloba otras como La forza del destino, Ernani y Don Carlo.

"La mayor exigencia está en el cuarteto protagonista y es muy difícil reunir un reparto hoy en día con condiciones para afrontarlo. Yo me siento orgulloso de haber podido juntar no uno, sino dos", asegura sacando pecho el maestro, desde el asiento trinchera de su despacho en el Teatro Real, entre papeles y teléfonos, un sitio que le gusta menos que el podio del foso, donde se siente más a gusto, aunque sea rodeado de partituras y echando la gota gorda.

Navarro, valenciano de Chiva, no ha pasado estos últimos días en paz. Más bien ha estado angustiado ante la perspectiva de una huelga que amenazaba con reventar el estreno y que al final hasido desconvocada. La euforia no le proporciona piropos suficientes para sus cantantes: "Yo no me decidí a empezar con Il trovatore hasta que José Cura no me dijo que sí. Es un tenor completísimo, con unas cualidades de dramaturgia increíbles que enriquecen su papel de Manrico", empieza. Sobre la soprano Michèle Crider, que puede ser la gran sensación del elenco, dice: "El papel de Leonora requiere de una soprano lírica y al tiempo dramática con cierta coloratura", una superwoman, vamos, con cualidades casi sobrenaturales. En resumen, "Verdi fuerza hasta el límite las facultades humanas en Il trovatore. Es el máximo, exprime las posibilidades del cuarteto, así que si no cuentas con uno grande, es mejor olvidarse", dice.

Como director artístico del Teatro Real, García Navarro se siente especialmente orgulloso de la programación de este año, aunque muchos echen de menos un mayor atrevimiento en ciertas propuestas más vanguardistas, que den que hablar como las que últimamente ha presentado el Liceo con su D. Q, de La Fura dels Baus, o la reciente de Calixto Bieito. "Me gusta que se me planteen las cosas con naturalidad y recoger ideas. Éste es un teatro público, aunque muchos no se hayan dado cuenta de ello, y yo, por mi parte, estoy abierto a las propuestas".

Cuando se le oye hablar con tanta energía y convicción de sus proyectos, entre los que incluye más coproducciones con El Liceo, "algo que tenemos muy claro ambos teatros, que debemos caminar juntos"; o con el Covent Garden, "toda una prueba de que un teatro consolidado como el de Londres confía en otro de más corta andadura como éste"; de su ilusión por ver a figuras españolas como Carlos Álvarez el año que viene debutando como Rigoletto o a María Bayo, dentro de tres temporadas en la piel de la Violeta de La traviata, algo para la que la tiene casi convencida, una pregunta planea en el ambiente: Entonces, ¿por qué se retira del cargo en lo que, por otra parte, es el teatro más problemático de España y probablemente de toda la cristiandad? "No es hora de hablar de eso todavía. Cuando llegue el momento entraré en más detalles", torea con estilo, el mismo que le va a hacer falta para lidiar este trovatore. Que Dios reparta suerte.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_