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Francia lanza un plan para renovar el profesorado de colegios y universidades

El ministro Jack Lang programa crear 33.000 empleos en ocho años y jubilar a 100.000 docentes

Una amplísima renovación generacional va a producirse en el profesorado francés, como consecuencia de la jubilación de 385.000 personas dedicadas a la enseñanza -el 40% del colectivo total- desde aquí al año 2008. Introducir tanta savia nueva en un contingente tan amplio, sin que se pierda la calidad ni el "espíritu republicano y laico" tradicionales, plantea un problema considerable. Con ese fin, el ministro de Educación, Jack Lang, ha programado el relevo de más de 100.000 profesores que van a jubilarse por otros tantos activos antes de 2002. Y además se ha comprometido a crear 33.000 nuevos empleos en la enseñanza, cifra que incluye tanto profesores como puestos administrativos.

"Revolución pacífica"

Un país que se gasta casi 10 billones de pesetas anuales en su sistema educativo, y que hace depender todas las decisiones sobre la enseñanza de un ministerio situado en París -cuyo poder alcanza hasta al calendario lectivo del más alejado territorio de ultramar- , coloca al responsable de Educación en una posición política muy especial. La penúltima crisis del actual Gobierno socialista se llevó por delante al anterior ministro del ramo, Claude Allègre, sacrificado en marzo para calmar las iras del principal sindicato de profesores.Si el anterior titular de Educación era observado como "el ministro de los alumnos", su sustituto, Jack Lang, no hace nada para desmentir que actúa como "el ministro de los profesores". Se le suponía quemado políticamente por su cercanía a François Mitterrand, y quizá por eso Lang regresó al Gobierno con pies de plomo. Pero tras conseguir que la rentrée escolar pasara esta vez inadvertida, acaba de sorprender con gestos de confianza en el profesorado, mientras guiña el ojo a decenas de miles de jóvenes, a los que ofrece la enseñanza como una primera e inmediata oportunidad profesional.

Esfuerzo suplementario

Para el año próximo, el presupuesto estatal rompe con la congelación del empleo público: los casi 10 billones de pesetas asignados a Educación suponen un 2,7% más que el año precedente, aumento que irá casi íntegro al pago de personal. Lang ha elegido el lema de "revolución pacífica" para su vasto proyecto de reclutamiento, que los sindicatos valoran como un plan limitado a absorber empleos precarios en la enseñanza, pero que, en todo caso, les ha llevado a reaccionar con más prudencia con Lang de la que tuvieron con su antecesor.Si algo tiene de sorprendente el discurso del Gobierno francés es la adopción de un criterio contra el recorte de gastos en funcionarios, para poner el acento en el camino opuesto: dedicar cada vez más dinero a pagar personas que se dediquen a trabajar en el sistema educativo. Las primeras medidas presupuestadas afectan sólo al año 2001 y el resto se limita a una declaración de intenciones, ya que en 2002 habrá elecciones legislativas y presidenciales.

"La mayor riqueza de nuestro país es su capital humano, su inteligencia; esto es lo que nos distingue de otros grandes países desarrollados, en que los medios dedicados a la educación se estancan o retroceden", argumenta Jack Lang en una entrevista con el diario Le Monde. Este eje de su discurso se complementa con el de la voluntad de cortar la "fuga de cerebros" hacia los Estados Unidos.Rearmar a Europa a través de la educación, y por supuesto a Francia dentro de aquella, es una idea-fuerza que le ha valido para vencer las resistencias iniciales del ministro de Economía, Laurent Fabius, poco partidario de medidas que puedan incrementar el déficit público.Los servicios administrativos que dependen de Jack Lang no han parado de apoyarse en las perspectivas del próximo decenio: 16.500 de los 372.000 maestros de primaria llegarán cada año a la edad de jubilación; los centros de secundaria, que emplean a 471.000 profesores, habrán de sustituir alrededor de 17.500 al año; y la mitad de los 17.000 profesores universitarios y otros tantos ayudantes se jubilarán en ese periodo.

Pero Lionel Jospin, actual primer ministro y casi seguro candidato al sillón de presidente de la República, ha arbitrado la contienda interna, en el sentido de que la educación bien merece un esfuerzo suplementario. Para cubrir las necesidades estimadas en todos los niveles educativos, sería necesario que un licenciado de cada tres se decidiera a trabajar en el sistema público. En paralelo, los profesores del sector privado exigen condiciones salariales y de empleo equivalentes a las de sus colegas de la enseñanza pública. Eso sí, con menos eco: frente a los 850.000 profesores de la pública, el sector privado es pequeño (alrededor de 130.000) y a su voz nadie se rasga las vestiduras.De lo que se habla menos es de la política educativa que se va a seguir en los próximos años. El discurso de las actuales autoridades se construye en torno a la enseñanza "de calidad", la adquisición de saberes fundamentales, y el conocimiento y dominio "perfectos" del francés, hablado y escrito, como lengua nacional.

Y sin llegar a prometer que los estudiantes de este país serán bilingües, se reafirma el objetivo de aprender una lengua extranjera como una verdadera disciplina, junto con la introducción progresiva de un segundo idioma desde la primaria. A partir del curso próximo se va a intentar empezar con la enseñanza de un idioma extranjero en parte de las escuelas maternales, equivalentes a las españolas de preeescolar.

Los contenidos de ciertas asignaturas también van a cambiar: se dará más importancia a la literatura contemporánea en los programas de francés, y más espacio a la historia de Europa. No obstante, los detalles al respecto son escasos, porque el ministerio de Educación prefiere convocar a representes del profesorado para consultar las reformas antes de darlas por hechas. Otras pequeñas novedades están en marcha en cierto número de centros escolares: por ejemplo, los talleres de lectura, orientados a incitar a conseguir al menos media hora de lectura por semana, animada por profesores.

Un estudiante, un 'e-mail'

Doce millones de alumnos y casi un millón de profesores podrán tener una dirección electrónica gratuita en Francia en el año próximo, de carácter personal y sin límite de tiempo. Esta medida forma parte de un acuerdo entre el Ministerio de Educación y el Servicio de Correos, que sigue a otra, anunciada en el verano, según la cual cada ciudadano francés tendría derecho a una dirección gratuita de correo electrónico.Los primeros comentarios van desde la acogida favorable a ese nuevo gesto de apoyo al progreso tecnológico, a la duda sobre la utilidad de una comunicación electrónica entre quienes, normalmente, se ven las caras todos los días lectivos. Críticas al margen, lo cierto es que la fiebre de la informatización y de la conexión a la Red ha llegado a todos los liceos de enseñanza media, y prosigue el contagio a los demás centros.

El problema es la capacidad de las redes para soportar el tráfico actual y el que se avecina. En la actualidad, cualquier operador ofrece una dirección electrónica gratuita a quien lo desee, pero lo normal es abandonar su uso a los pocos días ante la desesperación provocada por la imposibilidad de abrir página alguna, que conduce a los más interesados a contratar accesos de pago. ¿Correo electrónico para 13 millones de personas, precisamente el sector de la población que se supone más inclinado a usar la Red? Simpático, pero no está claro quién va a pagar para que eso sea realmente posible.

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