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TRIBUNALES

Querella por la muerte de una mujer a la que se implantó un hueso de origen bovino

Los familiares acusan a las autoridades sanitarias de negarse a que le hicieran la autopsia

Los herederos de una mujer fallecida en mayo pasado en el hospital Sierrallana de Torrelavega (Cantabria), supuestamente por la enfermedad de Creutzfeld-Jacob, se han querellado contra el director provincial del Insalud y el gerente del hospital Valdecilla, a los que acusan de delitos de imprudencia y otro de riesgo. Los querellantes afirman que la confirmación del diagnóstico no pudo llevarse a cabo porque los patólogos de Torrelavega y Valdecilla se negaron a practicar la autopsia que hubiera permitido examinar el cerebro de la paciente y esclarecer su muerte.

Ángeles Herrera, de 65 años, se hallaba ingresada en el hospital Valdecilla (Santander) en agosto de 1996 por padecer una enfermedad en la columna cervical que requirió su ingreso en el quirófano para realizarle un injerto óseo de procedencia bovina, adquirido por el Insalud a una firma canadiense aunque procedente del Reino Unido. Las críticas últimas semanas de la enferma que precedieron a su muerte pusieron de manifiesto los síntomas de la enfermedad de Creutzfeld-Jacob (una variante del mal de las vacas locas) en la especie humana: depresión, pérdida de memoria y del habla, rigidez del cuerpo y destrucción del sistema nervioso. "Ha sido una enfermedad terrible con una agonía espantosa", declaró entonces su hija Ángeles.La querella, admitida a trámite por el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Santander, Arturo Zamarriego, reclama para los familiares una indemnización de 25 millones de pesetas. En los fundamentos esgrimidos por el abogado de la familia, Luis Miguel Sanz Capa, se dice que los acusados no hicieron ninguna prueba del hueso injertado a fin de comprobar su estado. Para entonces, las autoridades sanitarias del Reino Unido ya habían anunciado la muerte de 10 personas a causa de una variante de la Creuzfeld-Jakob.

Los querellados afirman en el escrito que los altos cargos del Insalud actuaron con evidente imprudencia, sin cerciorarse previamente de la procedencia del hueso, de la inexistencia de su relación con la epidemia declarada en el Reino Unido y de la posibilidad de infección. Tal actuación imprudente llevó a la muerte de la paciente.

La denuncia pone de relieve que en Valdecilla se han practicado unos diez injertos similares, de procedencia bovina, suministrados por la misma empresa. Destaca que, en contra de lo aconsejado por la comisión de infecciones del hospital el 8 de junio pasado a raíz del fallecimiento de la enferma, no se ha efectuado análisis alguno al resto de las personas que recibieron el material óseo de procedencia bovina. El periodo de incubación de la enfermedad puede superar los diez años. La pasividad hospitalaria, en tanto no se declaren nuevos casos de carácter irreversible, es considerada por la familia de Ángeles Herrera como irresponsable, rayana en la temeridad y punible.

Al sobrevenir la muerte y conseguida la autorización de la familia, surgió un conflicto de competencias entre los dos hospitales a la hora de practicar la autopsia. Los responsables de Sierrallana decidieron el traslado urgente del cadáver a Valdecilla, donde los patólogos rechazaron también llevar a cabo la necropsia. Los restos permanecieron 17 horas en el tanatorio para dar tiempo a que los directores de ambos centros encontraran una salida a la situación planteada. Tras el inútil viaje de ida y vuelta, el cadáver de Ángeles Herrera retornó intacto a Torrelavega, donde fue enterrado.

La querella subraya las trabas para obtener pruebas e informes clínicos necesarios para iniciar un procedimiento de reclamación civil. El Insalud se excusó con el pretexto de que el expediente estaba congelado, por lo que los familiares de la enferma no han tenido otra opción que recurrir a los tribunales.

El propio Insalud emitió ayer una nota para afirmar que no existe en la literatura científica ninguna prueba que relacione los implantes de prótesis de hueso bovino con la enfermedad de Creutzfeld-Jacob. Insistió, además, en que la técnica aplicada y las prótesis están sometidas a certificaciones y controles y al visado por las autoridades sanitarias nacionales.

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