Bacterias

Este final de milenio se presta, como marcan los cánones, a los juegos apocalípticos y al malabarismo profético de esos agoreros que regresan siempre para inquietar al prójimo con amenazas catastrofistas. Y la verdad es que las actuales circunstancias se lo han puesto a huevo y, a falta de otras plagas bíblicas, se han encontrado ahora para regocijo de sus vaticinios con la bacteria legionella y con la encefalitis espongiforme bovina (mal de las vacas locas). Lo cierto es que no deja de parecer una casualidad que la legionelosis, detectada en 1976 y calificada entonces como la plaga del siglo XX, después de demostrar que su impacto no era tan alarmante, haya rebrotado con energía en este último trimestre hasta alcanzar, al día de hoy, los 133 casos. Del contagio epidemiológico a la responsabilidad política no hay ni siquiera un paso, y en ello andan enzarzados populares y oposición, puesto que Alcoy es en estos momentos un foco de escándalo y de grave alarma social. La primera medida que se ha tomado al respecto consiste en la cruzada doméstica contra la dichosa bacteria, que, al parecer, penetra en el sistema respiratorio a través de minúsculas gotas suspendidas en el aire. El consejo de Juan García de Lomas, catedrático de Microbiología, anima a desenroscar el difusor de la ducha, hervirlo en agua y vinagre y proceder finalmente con lejía. El presidente de la Sociedad Valenciana de Neumología incide igualmente en la importancia de ducharse a temperaturas altas. Mientras que la edil socialista del Ayuntamiento de Alcoy María José Segura, aconseja, entre otras medidas, elevar el agua de los termos a 80º centígrados para fulminar allí mismo la bacteria. Todo viene motivado porque en el cultivo obtenido por el Instituto de Salud Carlos III y en el análisis de PCR realizado por los laboratorios Labaqua se ha detectado material genético de legionella en la red de suministro de agua. Pero luego está la guerra de porcentajes, la forma infectiva o latente del bichito, los conductos de refrigeración y asuntos más agudos. Vaya usted a saber. Lo cierto es que de los consejeros de Sanidad y Medio Ambiente depende que el milenio se despida tranquilo o acabe dando la razón a esos malditos profetas de la Historia.