El Museo Dalí compra un cuadro de la etapa más freudiana del pintor
El óleo de 1934 'Eclipse y ósmosis vegetal' ha costado 120 millones de pesetas
El pintor Salvador Dalí, quizá por su categórico espíritu de contradicción, era capaz de plasmar un sueño onírico con la ortodoxa precisión de las actas notariales que levantaba su padre. El cuadro Eclipse y ósmosis vegetal (1934), presentado ayer por el director del Teatro Museo Dalí, Antoni Pitxot, es un ejemplo palmario de este proceder pictórico. La Fundación Gala-Salvador Dalí ha pagado por la obra 120 millones de pesetas.
La pintura, un óleo sobre tela de 65 por 50 centímetros, presenta el momento mágico de un eclipse de sol en el que un rayo anaranjado ilumina un caballo que se está convirtiendo en planta. Del animal asoman algunas ramas. La transformación de personas y animales en vegetación, piedras o muebles es una constante de la obra daliniana. En este caso, el uso metafórico de la palabra ósmosis, uno de los muchos términos científicos que gustaba de emplear el genio ampurdanés, alude al paso recíproco de líquidos de distinta densidad a través de una membrana permeable. Aparece también en el cuadro un imponente ciprés herido por una estaca de la que cuelga un trapo blanquecino. La obra está pintada en uno de los momentos de mayor influencia de las teorías freudianas sobre la obra de Dalí.La pintura perteneció a Aubrey Janion, que había formado parte del colectivo de 12 entusiastas mecenas del pintor conocidos con el nombre de Grupo Zodiaco. Cada uno de ellos, de elevada posición social y desahogada situación económica, se comprometía a mantener a Dalí y a su esposa Gala durante un mes en su estancia parisiense. Como contrapartida, el pintor les dejaba escoger de entre su producción del mes en cuestión un cuadro grande o uno pequeño acompañado de dos dibujos. Janion pidió una obra con un caballo en recuerdo de sus años como soldado de caballería. Al tratarse de una venta anónima la fundación ignora si la obra procede de los herederos de Janion o ha pasado por otras manos.
A Janion y Dalí los presentó un amigo común, el escritor francés Julien Green, durante el verano de 1933. No fue sino hasta el año siguiente que Janion entró a formar parte del grupo Zodiaco.
Durante los años treinta, el pintor utilizó a menudo los paisajes desolados inspirados en las obras de Yves Tanguy, aunque los pobló con las figuras emanadas de sus propios sueños. En el centro del cuadro puede apreciarse una diminuta figura humana, perdida en la lejanía. Según Antoni Pitxot, podría tratarse del propio Dalí, que acostumbraba a introducirse en sus obras convertido en uno de los insignificantes personajes que pululan por sus apoteósicos paisajes oníricos.
El director del Museo Dalí relacionó también el rayo luminoso que surca el cuadro con los atardeceres del Cap de Creus, donde los últimos estertores de la luz de poniente anaranjan y moldean las abruptas formaciones rocosas.
Según fuentes de la fundación, a pesar de que el cuadro fue adquirido en noviembre del año pasado en una subasta celebrada en Sotheby's, los trámites del traslado, la catalogación y estudio de la obra, así como otros imponderables del centro figuerense, retrasaron su presentación pública hasta ayer.
El Museo Dalí actualmente está inmerso en las obras de las salas del edificio que deben acoger la fastuosa colección de joyas Owen Cheatham -con diseño del artista ampurdanés-, compradas recientemente por la fundación, que desembolsó por las 37 piezas unos 900 millones de pesetas. Se trata de una de las compras más importantes efectuadas nunca por la Fundación Dalí.
De la obra subastada esta semana en Sevilla, el óleo Metamorfosis, que alcanzó 75 millones de pesetas, fuentes de la fundación señalaron que ni siquiera pudieron plantearse su compra, pues, dijeron, no habían tenido noticia de que la obra se subastara.
Babelia
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