Los profesores temen por las ciencias
Las asociaciones de docentes califican de "anticuados" los temarios de matemáticas, ciencias de la naturaleza y geología
Los contenidos que los profesores enseñan en el instituto deben tener, según la ministra de Educación, Pilar del Castillo, una mayor "concreción" y "rigor científico" de lo que han tenido hasta ahora. Del Castillo afirmó, en la presentación de la reforma de los contenidos mínimos sobre los que el Gobierno tiene capacidad de legislar (55% en las comunidades con lengua propia y 65% en las que no la tienen), que uno de los objetivos de la reforma educativa que se aprobará antes de final de año es uniformar los conocimientos para que existan unos mínimos comunes para todos los jóvenes españoles, independientemente de donde estudien.Los representantes de diversas asociaciones de profesores de ciencias de España opinan, sin embargo, que esta reforma va a ocasionar muchos más problemas de los que puede resolver. Comparten además la idea, expresada por diversos representantes educativos autonómicos, de que ésta es una reforma con "prisas y secretismo". También niegan las afirmaciones de la ministra de que los profesores han dado su opinión. Jaime Martínez, asesor de ciencias en un centro de profesores de Coslada (Madrid), opina que éstos son cambios que buscan "que todo quede más atado y con menos libertad para el profesor". Martínez cree que "los contenidos mínimos de ciencias que se estudian hoy día no están mal" y no entiende la necesidad de cambiarlos. Martínez considera una "vuelta atrás" la modificación, porque, según él, se vuelve a un modelo más centralizado en el que "el profesor tiene cada vez menos libertad".
Los profesores creen también que la premura ha llevado a unos temarios "incoherentes" en el campo de las ciencias, con contenidos "anticuados" en la geología de bachillerato o las matemáticas de educación secundaria obligatoria, o con un segundo curso de ESO de geología "más complejo y abstracto" que el curso superior.
- Ciencias de la naturaleza. Francisco Anguita, presidente honorario de la Asociación Española para la Enseñanza de las Ciencias de la Tierra (AEPECT), califica de "raro, cuando no anticuado", el programa de geología y biología del bachillerato de ciencias de la naturaleza y de la salud. Anguita pone un ejemplo: durante años se creyó que en el interior de la Tierra, a 100 kilómetros, existía una franja llamada astenosfera, que, por su baja viscosidad, explicaba el movimiento continuo de los continentes dentro de la teoría de tectónica de placas. Hace una década, la idea de esta franja como imprescindible para completar esa teoría se desvaneció al comprobarse que esa franja era en realidad inexistente. Anguita recalca que, a pesar de ello, el nuevo currículo de biología y geología de bachillerato le dedica un epígrafe y lo consagra como "paradigma".
El presidente de esa misma asociación, Emilio Pedrinaci, lamenta que nadie les haya consultado nada. Pedrinaci, que califica de "geología de principios de siglo" algunos de los contenidos de la materia, opina que se ha perdido la "perspectiva global". Para Anguita, el enunciado de los contenidos permitirá volver "a una geología que consista en una colección de rocas impresionante, con escasa atención a los procesos generales, como terremotos y volcanes".
En los cursos de secundaria obligatoria, los cambios en la asignatura de ciencias de la naturaleza han sido algo mejor recibidos, principalmente por su liviandad. En la actualidad, en tercero de ESO, la asignatura consiste en tres horas semanales, en las que se enseñan biología, geología, física y química, materias que pertenecen a dos departamentos distintos. La obligación de enseñar unitariamente requería una evaluación igualmente unitaria, lo que era causa de numerosos problemas: ante la complicación de debatir y acordar una nota final, los docentes de esta asignatura reconocen que con frecuencia la nota final era sencillamente una nota media entre las notas de física y química, por un lado, y geología y biología, por otro.
Ahora, la incorporación de la obligatoriedad de evaluar y calificar por separado ambas partes de la asignatura en tercero de ESO apenas cumple con la función de dar por buena una situación que ya se daba de hecho. Por lo demás, se permite a los centros que opten por impartir la materia, como hasta ahora o por separado, como dos materias distintas. Jaime Martínez da la bienvenida a esta separación, pero opina que el nuevo modelo propuesto por la ministra es "un retroceso respecto a la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo ". Martínez considera que esa ley ya hizo perder peso a las ciencias en beneficio de otras asignaturas y que ahora "no sólo no se aumentan las horas de ciencias, sino que se recortan aquellas asignaturas de humanidades que en su día se beneficiaron".
- Matemáticas. La modernidad no es tampoco una de las principales características de los contenidos de matemáticas, según los docentes de la asignatura consultados. Para Salvador Guerrero, presidente de la asociación andaluza de profesores de matemáticas Thales, el "temario parece de hace 20 años, es muy antiguo". Según Guerrero, hacía falta una reforma que introdujera más horas de matemáticas, pero no necesariamente en primero y segundo de ESO, donde los contenidos son básicos, sino "en el segundo ciclo, cuando el alumno se enfrenta a contenidos más complejos".
María Jesús Luelmo, presidenta de la Federación de Profesores de Matemáticas de España, insiste en la queja común de falta de información. Luelmo dice que lo único que han sabido antes de leer los cambios en la prensa ha sido la información que les han facilitado algunos grupos parlamentarios. La presidenta de esta asociación percibe "un retroceso a contenidos academicistas, trasnochados en la era de las calculadoras y ordenadores, en que se requieren otras destrezas". Tampoco confía en que el aumento horario (una hora semanal en el primer ciclo de ESO), que considera "muy tímido", sirva para solucionar otros problemas. "El fracaso irá en aumento", opina Luelmo.
- Física y química. En lo que atañe al contenido de física y química, Juan Luis García Hourcade, profesor del instituto Mariano Quintanilla de Segovia, opina que los temarios se "quedan esencialmente como estaban". García Hourcade cree que, en cualquier caso, la reforma "no debe consistir en cambiar los contenidos, que están bien y al día", sino en aumentar "más horas de esta disciplina". Ésta es precisamente una de las reivindicaciones clásicas de los profesores de estas materias desde la implantación de la LOGSE.
La mejor reforma posible, según Manuela Crespo, profesora de química del instituto Galileo Galilei de Puertollano (Ciudad Real), sería segregar totalmente la enseñanza de geología y biología de la física y química para tercero de ESO, además de incrementar en una las horas lectivas en ese nivel, y en convertir en obligatoria la actual optativa de física y química de cuarto de ESO.
Los educadores aseguran que la tecnología se convertirá en una asignatura "de pizarra"
J. A. Madrid
Las opiniones sobre los contenidos de la asignatura de tecnología son más variadas que en otros ámbitos de esta reforma. Mientras Luis Arcadio Gómez, profesor de tecnología, considera "garrafal" y "contra la filosofía que inspiró la asignatura" los nuevos contenidos, Audberto San Gregorio, también profesor, opina que, aunque efectivamente se cambia ese espíritu inicial, las modificaciones no son tantas y, "en cierto modo, ajustan los contenidos a lo que realmente está ocurriendo en clase cada día. Además, organiza los contenidos progresivamente".
Las quejas contra el espíritu de la asignatura radican en que los nuevos contenidos convertirán las clases de tecnología en "horas y horas de pizarra", frente a su concepción inicial como materia en la que los alumnos debían resolver problemas por un método poco convencional hasta entonces en las aulas españolas. Se trata de resolver problemas de carácter tecnológico a partir de la llamada metodología de proyectos. Con este sistema, los estudiantes debían trabajar en grupo, discutir posibles soluciones y finalmente alcanzar una solución, preferiblemente construyendo algún objeto. La clase de tecnología también se ha convertido en el reducto en el que el Gobierno ha dejado caer la informática. Su primera intención fue convertir la asignatura en una optativa de oferta obligatoria en todos los centros. Sin embargo, la LOGSE contiene un catálogo cerrado de materias optativas de oferta obligatoria que imposibilitó esas intenciones iniciales (la LOGSE es una ley orgánica y requiere un trámite complejo y largo para su modificación, y el Gobierno tenía prisa por iniciar el nuevo año con la reforma en marcha). En cualquier caso, Del Castillo anunció un gran refuerzo de la informática en las clases de tecnología. Sin embargo, Audberto San Gregorio no ve ese refuerzo por ningún lado. San Gregorio opina que el nuevo listado de los contenidos de informática "apenas difiere de lo que ya existía".
Para algunos de los profesores consultados, la intención futura de modificar la LOGSE es la que ha hecho que, para salvar la cara, el Gobierno afirme que aumenta la informática, pero que no modifique casi nada, a la espera de que, en esa futura gran reforma anunciada, pueda cumplir su intención de convertir la informática en optativa de oferta obligatoria.
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