Bergara pide contrapartidas por el adiós de Iberdrola
La comisión institucional de las Juntas Generales abordó también la reciente fusión entre Iberdrola y Endesa. A petición de los socialistas, Josu Bergara expresó su "profunda preocupación" y se negó aceptar el traslado de la sede social de Iberdrola en Bilbao sin que haya contrapartidas, como el "establecimiento de divisiones cruciales" de la nueva corporación. También anunció el interés de la Diputación, al igual que ha expresado el Gobierno vasco, por adquirir los activos de los que la empresa radicada en Vizcaya desde hace 100 años tenga que desprenderse. Tras destacar la "especial significación" de la empresa para Vizcaya, explicó los contactos mantenidos desde que conoció la operación: se reunió con el presidente de Endesa Rodolfo Martin Villa antes de aprobarse la "absorción-fusión" y con el presidente de Iberdrola, Iñigo Oriol, el pasado 31 de octubre, una vez "escenificado el acuerdo". Bergara, que ayer mismo se reunió con Javier Herrero, consejero-delegado de Iberdrola, informó a los junteros que en todos sus contactos ha expresado su preocupación por el cambio de sede, el impacto fiscal del mismo, la pérdida de empleo y el futuro de los proyectos energéticos en marcha. "Como todos, permanezco expectante por ver cómo se van a desarrollar los acontecimientos".
Pese a que se trata de empresas privadas, manifestó que "no admitiría" un cambio de la sede de Bilbao "que no contara con todos estos factores de impacto fiscal, tributario, empleo y dinamización económica". En esta línea, advirtió que "mucho menos aceptaría" que la decisión estuviera motivada "por mero castigo político o por afán de descapitalización de nuestro territorio". "Si esto así se pretendiera, tengan por seguro que me van a tener enfrente y con la fuerza que sea necesaria para impedirlo", aseguró.
Se remitió a la decisión final que tomen los accionistas de Iberdrola y confíó en que la "absorción" no se lleve finalmente a cabo. "Porque creo en el sentido común de los accionistas de Iberdrola, me permito ser ligeramente optimista".
Todos los grupos junteros apoyaron la permanencia de la sede de Iberdrola en Vizcaya. El PSE destacó que puede arrastrar la marcha "de puestos de trabajo y cerebros" y pidió a Bergara que contacte "con el máximo empresario del proceso, el presidente del Gobierno". EH insistió en que la operación es "un castigo político" y abogó por una política energética propia de Euskadi. IU incidió en la pérdida de empleos tanto en Iberdrola como empresas auxiliares, y el PP mostró su apoyo a todas las iniciativas para mantener la sede. El PNV pidió más implicación a los populares.
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